Después del Clergyman

Si en el PSOE leyesen su historia repararían en que Madina,  Sánchez y Tapias ya pelearon por el partido, aunque entonces se llamaban Prieto, Largo y Besteiro. Cautiva la figura de Besteiro, por su magisterio y por sus cojones, y es que había que echarle cojones para rendir Madrid sabiendo que entraba Paquiño Franco (Paquiño Franco era capaz de hacer formar un pelotón y fusilarte por quejarte del rancho, mismamente como mi madre, que tendría que haberme pasado por las armas cuandoel abadejo en salsa verdeocupaba con su tedio mi anorexia infantil). Largo y Prieto huyeron, y eso que Largo iba de Lenin español y Prieto coqueteó con Luis Cuenca, que gatilló luego a Calvo Sotelo (José). Ese currículo no les dio para afrontar -y enfrentar-la dura verdad franquista, que era una verdad de cárcel como mal menor. Escapar es humano, pero es más honroso lo de Besteiro. Analicémos los. Tapia es un idealista doctrinario, el más puro ideológicamente de los tres. Pero en su contra juega una alopecia irreverente (reparen: ningún presidente calvo en la España democrática) y ese aire de desconectado de las TIC. O sea que la mayor edad es su lastrecuando debería ser su aval. En la izquierda, hoy,la política es un alevinato, cosa de destetados invividos germinados en la asonanza de la inexperiencia. Difícilmente se puede gobernar -ni el partido propio- si uno carece de experiencia, y en eso se doctora uno en el declive hormonal de la cincuentena. Tapia será la promesa incumplida -e infrautilizada- de una izquierda que pudo cambiar el país. Me decía el otro día Adrián que Sánchez tiene mandíbula de superhéroe; y la madre de mi compañera de piso que ganará porque es el más guapo; no, abueliña: la belleza solo vence en política cuando va acompañada de arrojo y determinación, por ejemplo Suarez, que a su atractivo físico aunaba la capacidad para pegarle una hostia al régimen, quiero decir que uno solo triunfa cuando asume que puede entrar entre los suyos en la categoría de traidor, o sea, lo de Adolfo con el bunker; y no, querido Adrián: Sánchez sería un estupendo relaciones públicas de discoteca ibicenca postinera, un extraordinario abrazador de farolas, pero políticamente su mandíbula es de cristal y Madina lo tumbara de un crochet. Sánchez y Tapias son profes universitarios, sí, pero eso tampoco dice nada en esta España donde hay más universidades que comunidades de vecinos y en la que es catedrático cualquiera porque la pluralidad académica hay que llenarla de catedráticos. Antes, no lo olviden, era catedrático Ramón y Cajal. O sea que Tapias y Sánchez volverán a ser ovacionados por sus alumnos porque más allá de ellos todo es fracaso. Uno demasiado guapo, en demasía rojo el otro. Ganará Madina porque Madina, como Kennedy, es un héroe casual, un héroe por accidente que no utiliza su atentado para ganar votos, pero que si desatornilla su pierna y la saca en procesión como sacaron los de Campañó al Santo Paio el fin de semana,barrerá.Y ganaráporque lo predije en otra columna aquí y porque el PSOE necesita ir de la jovialidad un punto irresponsable de Bambi a la juventud renovadora y heroica de Madina. Sobre todo ahora que el PSOE ha dejado de chutarse con el Salmo de la Colina del clergymanRubalcaba. Un gran parlamentario, sí, pero un predicador. Amén. ¡Coño! Y ahora que reparo: hubo un presidente calvo, que además era calvo dos veces: Calvo Sotelo (Leopoldo).

 

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