El 'backstage' del Entroido pontevedrés

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PONTEVEDRA. «Acabo de salir de trabajar y ya estoy aquí, en el local, haciendo las últimas reparaciones para que mañana esté todo listo». Desde el pabellón de deportes de Campo Lameiro, lugar donde la comparsa Os Solfamidas se reúne para ensayar, Lito Rodríguez -fundador de la misma- explicaba ayer por teléfono que esta rutina es algo normal cuando comienza el año. «Cuanto más cerca está el Entroido, más presión tenemos para confirmar que la música suena bien, que los pasos de baile han sido memorizados y que los trajes están totalmente acabados», reconoce. «Es más, hoy es el último tramo de la carrera. No saldremos de aquí hasta que acabemos, ya sean las dos o las tres de la mañana». Y es que no es oro todo lo que reluce, pues para esta comparsa -al igual que ocurre con la mayoría de los grupos de la provincia- el Carnaval ya comenzó hace más de medio año. «Es duro reconocerlo, pero la puesta en escena de dos o tres días tiene detrás un proceso de cerca de seis meses de dedicación».

Dedicación, tiempo y dinero. La inversión para mantener ‘viva’ una comparsa es inmensa. Fue en el pasado mes de septiembre cuando Lito Rordríguez y sus otros 79 compañeros comenzaron a darle forma a la propuesta que defenderán mañana por las calles de Pontevedra. «Lo más duro de todo es confeccionar y diseñar los gorros y las espalderas, pues tenemos que soldar hierros, adornarlos, montar las estructuras para que a las chicas no les suponga mucho peso y se puedan mover con cierta facilidad... Hay mucha ‘chicha’ en juego, aunque al final siempre hay algo que no sale como se esperaba». Según el fundador de Os Solfamidas, «en Pontevedra, el listón está cada vez más alto». Ser originales y destacar es muy difícil, «hay mucho nivel».

Aunque no quiere arruinar la sorpresa de mañana, Rodríguez adelantó que este año el grupo lucirá de color azul. «Casi todas las comparsas hemos coincidido en el tono», apostilló, después de confirmar que el trato entre agrupaciones pontevedresas es muy bueno. «El sábado nos enfrentamos, es verdad, pero siempre hay buen rollo, incluso nos ayudamos a conseguir piezas imposibles».

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