El bosque atlántico tendrá una recuperación más lenta que otros, según el CSIC

La recuperación tras un incendio de los bosques atlánticos húmedos, como el de as Fragas do Eume (A Coruña), es más larga y compleja que la de los mediterráneos, por su mayor diversidad de especies y su peor adaptación al fuego.

El investigador del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (CSIC), Serafín González, explicó a EFEverde que el fuego en los ecosistemas atlánticos "no es un fenómeno natural", al contrario de los ecosistemas mediterráneos, donde la vegetación ha evolucionado adaptándose al fuego.

González aseguró que cuando un incendio arrasa un bosque atlántico de la complejidad y riqueza de as Fragas do Eume tarda mucho tiempo en recuperarse "tal y como lo conocíamos", con la diversidad de especies propia de estos ecosistemas, en los que se encuentran robles, abedules, castaños y olmos junto con musgos, líquenes o helechos.

En as Fragas do Eume podrá haber una cierta cobertura de arbolado joven en un plazo de 10 a 15 años, opinó el investigador, aunque para que el ecosistema vuelva al estado anterior al incendio tendrá que pasar "el mismo espacio de tiempo que para recuperar los árboles más viejos que allí haya".

Además, el investigador advirtió del riesgo de que especies ajenas al bosque atlántico a las que beneficia el entorno que queda tras un incendio, como eucaliptos y tojos, "colonicen el terreno calcinado e impidan su recuperación".

Para Serafín González, la recuperación de la fraga dependerá, en cualquier caso, de que los árboles estén "chamuscados o calcinados", pues si tan sólo se han chamuscado, "el árbol está negro pero puede estar vivo".

En este sentido, el ingeniero de montes y académico de la Real Academia de Ingeniería, José Alberto Pardos, explicó a EFEverde que la diferencia entre la forma de regenerarse de ambos bosques es la capacidad colonizadora de las especies que las pueblan.

"En as Fragas do Eume, las especies que rebrotarán primero no son las más características del bosque atlántico; para que se recupere el bosque habrá que recurrir a plantaciones en vivero y a siembras", comentó.

Serafín González dijo que al contrario que los atlánticos, los bosques mediterráneos son más uniformes, lo que acelera su recuperación tras el fuego, aunque en su contra juega el clima mediterráneo con precipitaciones más escasas.

En este sentido, el ingeniero afirmó que "el fuego es un agente modelador natural del bosque mediterráneo", el modo en que se regeneraría cada cierto tiempo si no hubiera intervención humana.

Las especies adaptadas a soportar y a sobrevivir el fuego se denominan pirófitas y entre ellas se cuentan algunas tan características del bosque mediterráneo como el alcornoque, cuya cubierta de corcho, gruesa y sin grietas, actúa como aislante ante el fuego.

Otra táctica es la del pino carrasco (Pinus halepensis), que puede mantener algunas de sus piñas cerradas durante años hasta que el calor del fuego las abre, y así sus semillas pueden sobrevivir y germinar tras un incendio.

Existen pruebas de que para las especies de la familia de las pináceas, como abetos o pinos, los incendios forestales ha sido un agente de selección natural desde hace más de 90 millones de años, estimulando el crecimiento de cortezas más gruesas y resistentes al fuego.

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