El caso Nóos marca también un enfrentamiento histórico entre Poder Judicial y Fiscalía

El enfrentamiento entre el juez y el fiscal del caso Nóos por la imputación de la infanta Cristina ha ocasionado también otro hecho singular en la crónica judicial española: por primera vez, que se recuerde, Poder Judicial y Fiscalía se han repartido bozales para protegerse el uno del otro.

El símil del bozal, que como todo el mundo sabe es el aparato que se pone en la boca a los perros para que no muerdan, es el que circula en los mentideros judiciales al analizar el enfrentamiento que esta semana han protagonizado los representantes de los jueces y de los fiscales a causa de la pelea entre el juez José Castro y el fiscal Pedro Horrach. "Es la primera vez que el Poder Judicial se ha metido con un fiscal para defender a un juez. Lo justo es que la Fiscalía haya hecho lo mismo para hacer lo propio con su fiscal", ha comentado una fuente de la Fiscalía General del Estado.

El enfrentamiento entre el juez Castro y el fiscal Horrach se originó en 2013 a raíz de la decisión del magistrado de imputar en el caso Nóos a la infanta Cristina, cuando antes lo había rechazado en varias ocasiones. El fiscal, en cambio, se mantiene firme en su postura de que no hay ninguna prueba que implique a la hermana del Rey en el caso.

La sintonía que había entre ambos y que dio origen al equipo judicial que ha puesto en jaque a la corrupción en Baleares, saltó por los aires, y tras varios enfrentamientos personales en declaraciones públicas y escritos judiciales, el conflicto se reactivó la semana pasada, cuando el juez mantuvo la imputación de la Infanta al cerrar la instrucción.

El fiscal Horrach declaró a los periodistas que la hermana del Rey había sido imputada por ser quien es y, en el recurso que presentó al día siguiente, acusó a Castro de hacer un "encaje de bolillos" y que estaba contaminado por "la influencia de los medios de comunicación". Y el juez contestó, también en declaraciones públicas, que si el fiscal creía lo que escribía, lo que tenía que hacer era presentar una querella por prevaricación contra el instructor.

Al tiempo que las asociaciones judiciales criticaban al fiscal, el CGPJ tuvo que abordar el lunes el asunto a iniciativa de un grupo de vocales progresistas que reclamaba una actuación contra Horrach. Aún sin citar el caso, ni a uno ni a otro, la comisión permanente del órgano de gobierno de los jueces pidió al fiscal que respetase al juez Castro y que no utilizase expresiones que puedan desacreditar "injustificadamente" su labor.

Dos días ha tardado el Consejo Fiscal, órgano de representación de la Fiscalía y de asesoramiento del fiscal general del Estado, para sumarse a la polémica; también sin nombres, pero con las mismas palabras elegidas por los jueces.

Quedan claros los mensajes en tan finos juristas. Todo un ejercicio de diplomacia judicial entre el Poder Judicial y la Fiscalía en un momento de enfrentamiento sin par. Y la conclusión, obvia: a la hora de poner bozales, bozales para todos.

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