El CHOP trata una media de 450 ictus al año, de los que el 75% son graves

El jefe de Neuroloxía subraya la importancia de detectar los síntomas a tiempo: "En las primeras hora el infarto cerebral es reversible"
Cuatro mayores en los bancos situados frente al ambulatorio Virxe Peregrina
photo_camera Cuatro mayores en los bancos situados frente al ambulatorio Virxe Peregrina

El servicio de Neuroloxía del CHOP registra al año una media de entre 300 y 350 ingresos por ictus agudo, una categoría que incluye infartos y hemorragias cerebrales. A estos se suman unos cien casos de ictus leve, que se examinan de forma ambulatoria en la consulta del especialista.

Los avances médicos han mejorado su tratamiento pero, aun así, es la primera causa de mortalidad para ambos sexos en Galicia y a nivel de España "es una de las enfermedades más mortales", advierte el jefe de servicio, Manuel Seijo. El 30% de los casos acaban en fallecimiento y cerca de un 40% se queda con una discapacidad secundaria que impide al paciente valerse por sí mismo. "Necesitan ayuda".

Seijo aprovecha el Día Mundial de Ictus, que se conmemora este domingo, para incidir en la importancia de detectar los síntomas a tiempo. Por norma general, estos se producen de forma brusca e inesperada. Los principales son: dificultades para hablar o entender, pérdida repentina de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo (sobre todo en la cara y las extremidades), alteración súbita de la visión, pérdida de coordinación o equilibrio y dolor de cabeza muy intenso. Por este motivo, el plan de ictus de la Xunta incide en prestar atención a las tres efes, de "forza, fala e faciana". La edad es otro factor de riesgo, ya que la incidencia del ictus aumenta considerablemente a partir de los 60-65 años.

"Durante las primeras horas, el infarto cerebral es reversible", de ahí la importancia de recurrir a los servicios de emergencia. La oclusión arterial se puede desatascar de dos formas. La primera consiste en inyectar suero intravenoso con una sustancia que disuelve el trombo. La segunda, que se aplica cuando el paciente sigue con síntomas, se conoce como técnica endovascular y consiste en introducir una especie de cable en la zona obstruida para extraer el trombo. Esta última requiere del desplazamiento de los pacientes a los centros de referencia, a los hospitales de Galicia, Santiago, Vigo y A Coruña, donde precisamente están ubicadas las tres unidades de atención rápida del ictus. El promedio habitual en Pontevedra es que se deriven "entre cinco y siete casos al año".

FUTURO HOSPITAL. El servicio de Neuroloxía demandó para el Gran Montecelo la creación de unidades específicas para el ictus y el alzhéimer (teniendo en cuenta que actualmente hay cerca de 4.500 personas en el área sanitaria que padecen algún tipo de demencia, principalmente la enfermedad de Alzheimer). La propuesta "todavía sigue encima de la mesa, pero no ha sido recogida" en el documento de partida del futuro hospital, por lo que habrá que esperar a ver qué sucede con el proyecto definitivo.

Con todo, la ampliación de Montecelo conllevará importantes mejoras para Neuroloxía, dado que las consultas y el área de ingresos se desplazarán del Hospital Provincial al nuevo centro, a escasos metros de Urxencias, un área clave para los incidentes neurológicos. En la actualidad hay un neurólogo en Montecelo, pero éste no está siempre disponible. Así, hay ocasiones en las que el paciente que ha sufrido un accidente neurológico es valorado por un médico generalista que, ante la duda, ordena un ingreso en el servicio del Provincial, "a veces innecesario".

Otro de los retos pendientes es la mejora de la atención sociosanitaria de los pacientes que superan un ictus para recuperar sus capacidades motoras y cognitivas. "Tenemos una fuerte presión asistencial que nos impide dar todo el apoyo necesario", reconoce Seijo, lo que empuja a muchos a desplazarse a la empresa privada. "Aun queda camino por recorrer".

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