El converso ZP

el refranero es tan sabio como el tiempo. Y el tiempo siempre hace justicia; siempre quita o da razones. A Zapatero le ha pasado como a tantos aspirantes a estadistas: que ha terminado desmintiéndose a si mismo. Y en su caso concreto, el desmentido es generalizado. Pasó de defender la negociación bajo cuerda contra a Eta a la firmeza antiterrorista de la que nunca se movió la oposición. Pasó de ignorar y negar la crisis desde la frivolidad más absoluta a hacer una política económica de derechas cuando ya había batido records de paro y despilfarro y le obligaron desde fuera. Pasó del cambio climático verde y ecologista a la seguridad de la energía nuclear en seguidismo de Alemania. Y pasó de una política exterior humillante para España al entusiasmo por las guerras de Afganistán y Libia, esta vez sin el engaño grotesco del pacifismo humanitario. Zapatero trata de salvar su memoria histórica personal maquillando su negra leyenda. Y de no levantarse al paso de la bandera de EE.UU. ha pasado a combatir bajo el mando yanki y aliado. Y de retirar de forma poco honorable las tropas de Iraq llega al mayor despliegue bélico desde la guerra de Bosnia, en la que el socialista Solana lideró bombardeos tan legítimos o ilegítimos como los de Irak y Libia. Y de criminalizar hasta la extenuación propagandística la foto de las Azores ha virado hasta lograr su mejor sonrisa en la foto de Paris. Y de prometer no hacer ningún movimiento de tropas sin el permiso del Congreso ha consumado el envío de cazas, barcos y submarinos sin que el Parlamento se hubiera pronunciado agarrándose, eso si, a la urgencia de la ley de defensa. Estos días asistimos a la conversión completa del zapaterismo y de todo lo que dicha corriente de frágil intelectualidad y principios representa. Y bajo la coartada de que en Irak no había resolución de la Onu y en Libia sí, el socialismo conceptual pervierte el debate para purgar sus pecados capitales. Porque aunque hay matices, el dictador Sadam también masacró a su pueblo como Gadafi y desobedeció el mandato de Naciones Unidas. La causa noble de los derechos humanos es tan válida ahora como antes. Y del mismo modo, que a nadie se le escapen las motivaciones del petróleo en este nuevo conflicto bélico, pues los bombardeos siguieron a pesar de lograr la zona de exclusión aérea. Zapatero ha pasado de visitar al dictador y venderle armas a hacerle la guerra. Y eso dice mucho del personaje que el 2 de abril puede arrojar la toalla ante quienes un día le encumbraron y ahora le deploran. Sin duda esta afición del talante a la improvisación y la contradicción tanto moral como ética y política hacen de la era Zapatero una etapa para aprender de los errores. Por eso cabe preguntarse dónde están ahora los de la ceja y el nunca máis, siempre tan diligentes contra quien no acepta su único pensamiento de la militancia...Mi pregunta es dónde están los sindicatos y actores del No a la guerra y Sí a la subvención... Y por supuesto dónde se ha quedado aquel invento de la Alianza de Civilizaciones con la que se trató de distraer a la opinión pública mientras se acuñaba la teoría socialista de que la guerra fue la causa que provocó el 11-M. ¿Estamos ahora libres del terrorismo islamista porque lo de Libia es menos guerra?

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