El cruceiro de A Barrosa tiene arreglo

Primer plano de algunos de los restos del cruceiro. (Foto: Gonzalo García)
photo_camera Primer plano de algunos de los restos del cruceiro. (Foto: Gonzalo García)

A Manuel Fandiño los retos profesionales no le asustan. Ni siquiera cuando se antojan empresas imposibles. El escultor sanxenxino asumió con tranquilidad un encargo realizado por el Concello de Sanxenxo que no tiene nada de sencillo: recomponer el emblemático cruceiro de A Barrosa, roto en más de 200 pedazos desde hace varios años.

No es la primera vez que Fandiño asume un trabajo de estas características. Desde que comenzó a ganarse la vida como escultor, hace casi tres décadas, ha asumido la reparación de todo tipo de monumentos. Con todo, reconoce que la figura más representativa del barrio de la parroquia de Adina «non vai ser doada de arranxar». El sanxenxino recibió hace apenas una semana los restos del cruceiro. Fue entonces cuando el concelleiro de Medio Ambiente e Servizos Municipais, José Luis Rodríguez, se reunió con él. El edil, que reconoce que no era nada optimista sobre el futuro de la figura, le preguntó si aquello tenía arreglo y Fandiño no dudó en darle una respuesta afirmativa. «Se todo vai ben, penso que nun par de meses podemos telo listo», afirma sin mostrar un ápice de duda. El escultor de Vilalonga, natural del lugar de Gondar (aunque vive desde hace años en O Grove), no ha tardado demasiado en ponerse manos a la obra. Algunas de las piezas de la figura principal ya han sido arregladas, pero queda mucha tarea por delante.

La principal preocupación de Fandiño radica en las piernas de la imagen de Jesucristo. «Faltan os dos pés», señala, mientras analiza con ojo experto los restos depositados sobre una mesa. Algunas de ellas pasarían como simples trozos de piedra para la mayoría, pero el sanxenxino no tarda demasiado en identificarlos y, como si de un rompecabezas se tratase, comienza a unir las piezas. Es una tarea que requiere tiempo y paciencia. «Aquí tampouco está a perna dereita, nin tampouco parte da esquerda. E tamén falta unha cadeira», añade.

Sin embargo, el hecho de que algunos restos se hayan perdido no es un impedimento para que la reparación se haga realidad. El escultor deberá reconstruir los restos partiendo de cero. Para ello, utilizará la misma piedra que se usó para el diseño original. El primer paso es realizar una recreación en barro, basándose en fotografías del cruceiro antes de que acabase hecho añicos. «A partir de aí farase a réplica», explica.

La colocación del cruceiro en el lugar de As Areas, en A Barrosa, data de 1888. Después de más de un siglo siendo una de las figuras más representativas del barrio, un golpe de viento echó abajo su parte superior hace más de cuatro años. «Seguramente caíu sobre as pernas da imaxe máis grande. Por iso está en tan mal estado. Ademais, a pedra é moi branda e só contaba con catro soportes», analiza Manuel Fandiño, que reconoce que no es habitual encontrarse con un cruceiro tan grande. «Só a parte superior ten máis dun metro de alto. Ten unhas dimensións tremendas. Non me sorprendería que para o seu deseño utilizasen un bloque de pedra de máis dunha tonelada de peso», calcula el sanxenxino.

El escultor no pierde el tiempo. «De momento xa pegamos a cabeza da virxe e varios santos. A cousa marcha ben», reconoce. Si no se producen contratiempos, A Barrosa podría volver a disfrutar de su emblemático cruceiro a principios del próximo otoño.

Antecedentes

No es la primera vez que el Concello de Sanxenxo acude a Manuel Fandiño para arreglar un cruceiro. Hace algo más de diez años llegaron a sus manos los restos de una figura que también se encontraba en muy mal estado. «Tivémolo que restaurar por completo», recuerda. La tarea fue dura, pero la reforma llegó a buen puerto y el cruceiro luce hoy en el lugar de Dadín, en Nantes. El escultor de Vilalonga también recuerda otro monumento que acabó hecho añicos. «Aquel estaba en Padriñán. Houbo que arranxalo dúas veces, ambas debido a golpes producidos por automóbiles», explica el escultor.

El taller de Fandiño se encuentra en una finca colindante con la carretera que une Sanxenxo y Vilalonga. En el exterior se pueden encontrar esculturas y monumentos de diferentes tamaños. El trabajo del vecino de Gondar es conocido en diferentes lugares de la geografía española. Algunas de sus obras pueden encontrarse en Murcia, Ponferrada, Torrevieja o Madrid. «Case sempre son encargos de particulares», señala. De sus manos también salieron las figuras infantiles situadas en la glorieta de Compostela, en pleno corazón de Pontevedra. Aquel proyecto lo desarrolló codo con codo con Manuel Collazo.

Sin embargo, la gran especialidad de Fandiño son los cruceiros. Desde que comenzó su carrera como escultor ha construido, reformado o arreglado 87. El de A Barrosa no será una excepción. Al menos, así lo cree él, que insiste una y otra vez en que «isto ten remedio».

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