El horror de la guerra según Francisco de Goya

Hasta ese momento la guerra siempre había sido retratada como una exhibición heroica de valientes, desde un punto de vista romántico. Siempre había sido, en definitiva, idealizada. Pero entonces llegó Francisco de Goya y Lucientes y posó su mirada lúcida sobre ella, sobre la lucha vivida con sus propios ojos, y el resultado fue otro. Goya, por primera vez, dibuja el horror. Y lo que quedó fueron grabados cómo ‘Murió lana verdad' o Qué ‘locura'.

El Museo de Pontevedra puede presumir de tener entre sus colecciones una de las más completas que existen de los grabados de Goya. Puede también presumir de poseer una de las bibliotecas más importantes sobre el pintor zaragozano. Parte de esta última también se exhibe en ‘Los desastres de la Guerra'. "La nuestra es una de las más importantes bibliotecas que hay en el mundo sobre Goya", dijo el director del Museo.

La exposición del Edificio Sarmiento se verá completada por dos conferencias. La primera se celebrará el 6 de mayo y correrá a cargo de Ana Barbazán, María Ángeles Tilve y el propio Carlos Valle, que analizarán la presencia de Goya en el Museo de Pontevedra. El día 8 de mayo, José Manuel Matilla, del Museo de él Prado (que actualmente acoge justo una macroexposición sobre Goya con motivo del Bicentenario), hablará más en concreto sobre la serie ‘Los desastres de la Guerra'.

Carlos Valle recordó ayer algunos detalles de este conjunto de grabados. Contó que se habían realizado los dibujos entre octubre de 1808 y 1810 y a partir de estos, las placas en ese mismo año. La primera edición de la serie apareció en 1863, casi 40 años después de la muerte de Goya. A ella pertenece el ejemplar que posee el Museo de Pontevedra y que presenta la particularidad de conservarse tal y como fue comercializado en su momento, con las 80 estampas encuadernadas en diez cuadernos independientes y con cubiertas de papel fino.

Pero originalmente Goya concebió 83 grabados. De esos tres que faltan (‘Desastres adicionales'), hay dos en la exposición de Pontevedra, de los que llegaron a imprimirse copias desde las planchas originales. Del tercero sólo existe un dibujo preparatorio del autor, que nunca llegó a reproducirse.

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