El 24 de marzo, la Guardia Civil de Tráfico cazaba a un individuo de 50 años de edad mientras conducía bajo los efectos del alcohol en la carretera que une Pontevedra y Vilagarcía, a la altura de Meis. El etilómetro indicaba valores elevadísimos: 1,34 miligramos por litro de aire espirado, casi seis veces más del máximo legal permitido para ponerse al volante. Lo que parecía un caso más (grave, eso sí) de conducción bajo los efectos del alcohol, le salió muy caro al infractor, que deberá ingresar en prisión. "No se concede al condenado la suspensión de la condena", detalla el juez en su sentencia. Por ello, deberá cumplir la pena de cuatro meses de prisión, que de por sí no conllevaría la reclusión en un centro penitenciario, pero que en este caso sí lo acarrea dados los antecedentes del investigado.
El titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 3 de Pontevedra, primero, y uno de los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, después, se hacen eco de la existencia de al menos dos condenas previas que incluyeron la privación de conducir (en ambos casos, por conducción bajo los efectos del alcohol). La total ausencia del carácter reeducativo que buscan estos dictámenes llevó a los jueces a ordenar la privación de libertad para este individuo, una pena que en este caso se complementará con 32 meses de privación del derecho de conducir.
Sobre las circunstancias del acusado cuando fue interceptado por los agentes, el juez destaca que tenía "la cara muy enrojecida, los ojos brillantes, halitosis alcohólica y deambular titubeante". Todo ello, según los investigadores, provocaba que el ahora condenado tuviese "mermadas sus facultades de atención, percepción y reacción, por lo que ponía en peligro el tráfico rodado".
El juez ordena el ingreso en prisión de un hombre por conducir ebrio
Sextuplicaba la tasa del alcoholemia y tenía al menos dos condenas anteriores por delitos contra la seguridad vial del mismo tipo
