El mariachi independentista

Cena de la expedición pontevedresa en México
photo_camera Cena de la expedición pontevedresa en México

Este viernes bajé a desayunar temprano, ¿y a quién diría usted que me encuentro? Pues a Tino Lores desayunando con dos ingenieras de Chiapas que están aquí por una cosa de un congreso, y Tino les preguntaba si ya han hecho el Camiño Portugués. El éxito de este hombre puede deberse a su sombrero. Aquí todo el mundo quiere un sombrero como el de Tino, pero no sé cuándo lo podrán comprar. La agenda, que como ya dije es obra de un desequilibrado, incluía este viernes otro paso por ExpoPymes, una proyección de una peli de Dani Froiz, una entrevista con un secretario de Economía o algo así del Gobierno de Ciudad de México, una conferencia del alcalde Lores y un cóctel en el centro cultural de la Embajada de España. Si además tenemos en cuenta que el desplazamiento entre unos lugares y otros llevan cosa de una hora, pues ya me dirá usted cómo vamos a encontrar una tienda de sombreros elegantes. La moda aquí, además, no es como la nuestra.

El alcalde llegó al desayuno con su traje gris perla de príncipe gitano. Ese traje de corte postapocalíptico aquí en México le sienta bien, porque en cosas del vestir masculino van un poco por detrás de los europeos. En Europa, ese traje pasó de moda cuando lo compró Lores, en los tiempos en los que estudiaba Medicina, allá por los años noventa del S. XIX, pero aquí todavía se lleva ahorita. La noche anterior, un señor mexicano me dijo que el alcalde era muy elegante. Inmediatamente pensé que ese señor era un pinche pendejo, pero luego seguí hablando con él y resultó ser una persona normal. Por eso digo lo de la moda. Y eso que Lores no llevaba aquella noche el traje gris perla, que si lo llega a llevar, el señor se nos enamora.

Eso fue durante la cena, la noche anterior. Nos llevaron a un restaurante mexicano casi tan elegante como el sombrero de Tino Lores, donde probamos todos los platos tradicionales de la gastronomía patria y nos pusieron un mariachi formado por tres hermanos, uno de los cuales tocaba un arpa, otro un guitarrón y el tercero una guitarrita de ésas pequeñajas. Como es tradicional entre los grupos de mariachis, la guitarrita siempre la toca el más corpulento de la banda, mientras del guitarrón se encarga el más menudo. Cuando entramos, como siempre hacen aquí, las mesas estaban decoradas con banderas de México y de España. Nunca había visto el alcalde tanta bandera española como en los días que lleva aquí. Las banderas fueron inmediatamente retiradas, y tras explicar a los hermanos del mariachi la situación geopolítica gallega, inmediatamente se sumaron a la causa independentista y acabaron gritando entre canción y canción lo de Galiza ceibe, poder popular con mucho más énfasis y más convicción que los que ponen los de Galiza Nova en una asamblea de la UPG.

Cuando Moreira pida la factura de la cena, que nos devuelva nuestro dinero. Yo creía que iba a ser una de esas cenas que paga el Concello con los impuestos de todos los pontevedreses. Pues no. 500 pesos por barba que tuvimos que poner cada uno de los comensales. No obstante, espero que el Concello nos pague una cena con el dinero de todos los pontevedreses, que estamos haciendo aquí más por Pontevedra que cuando estamos allá. Y si no, que mande la pasta Moreira. Me pregunto qué estará haciendo el hombre por nosotros mientras estamos aquí. Cierto que jueves cenamos bien y bebimos también, pero viernes nadie tenía mala cara. Eso es gracias a Anabel Gulías, mujer previsora que trajo Ibuprofeno para curar la resaca de cuarenta búbalos durante diez días. Así que seguimos con el programa sin mayor contratiempo.

Para mi fortuna, Pedro Pérez me liberó de la entrevista con el secretario ése de Economía o de lo que sea. Me dijo que total, para lo que iba a pintar yo allí, mejor que aprovechara el tiempo y fuera escribiendo chorradas, que para eso estoy aquí.

Otros que no pierden el tiempo son los empresarios. Ellos siguen cada uno su propio programa y cuando no están en ExpoPymes se reparten por toda la ciudad entrevistándose con posibles clientes y proveedores, así que no los vemos mucho, pero por lo que he hablado con ellos, las cosas les van bien. Los de la prensa, por su parte, andan locos, no sólo porque tienen que seguir todo el programa, sino porque tienen que hacerse huecos para escribir, los que escriben, o para editar los audios, si son de la radio, y hacerlo a tiempo para salvar la diferencia horaria. Ahora que lo pienso, puede que el que menos sufra soy yo, que no tengo que andar por ahí haciendo entrevistas ni cosas importantes. Soy el Moreira de la expedición.

Comentarios