El Náutico transporta por mar e instala por sorpresa los pantalanes de A Panadeira

Momentos de tensión con el personal del Náutico al acabar la operación. SOS Panadeira ‘aplaudió’ su trabajo (arriba d.) y hubo forcejeos en una puerta (abajo d.). alba  sotelo
photo_camera Momentos de tensión con el personal del Náutico al acabar la operación. SOS Panadeira ‘aplaudió’ su trabajo (arriba d.) y hubo forcejeos en una puerta (abajo d.). alba sotelo

SANXENXO. Los responsables de la ejecución de la obra de ampliación de los amarres en el Club Náutico de Sanxenxo se sacaron ayer un as de la manga, al forzar el trabajo en una jornada dominical, con un clima lluvioso, y desplazar todo el material para la parte principal de la construcción, la implantación de los pantalanes, por mar y desde el Puerto de Marín.

El personal de la obra se presentó a las cinco de la tarde por vía marítima, acompañando a una gran gabarra de la que empezaron a descargar los pantalanes y a instalarlos con gran celeridad. A pesar de la poca luz, de las lluvias, de lo inesperado de la hora y la jornada, los miembros del colectivo vecinal que se opone a esta construcción, SOS Panadeira, consiguieron comunicarse entre ellos con la suficiente celeridad como para montar una pequeña protesta de unas 50 personas.

Eso sí, la jugada por sorpresa, dejó atados de pies y manos a los opositores, que ayer mismo reconocían que, por vía marítima, poco pueden hacer.

«El mar no es nuestro medio. No tenemos barcos y, aunque nos los prestaran, no sabríamos cómo actuar. Además, los pocos que los tienen, no pueden verse comprometidos de este modo, porque puede acarrearles problemas», reconoció ayer un apesadumbrado Carlos Quintiá, portavoz del colectivo, que estaba a pie de obra, observando, cómo, a una velocidad insospechada, la nueva ala del puerto deportivo, iba tomando forma.

El propio Quintiá explicó que había sospechas vecinales de que los operarios podrían llegar en domingo por la noche e incluso se habló de salir al encuentro de la gabarra con embarcaciones, pero la idea fue descartada porque iba a suponer un riesgo para los propietarios. Finalmente, la empresa optó por adelantar su intervención ante la alerta naranja para hoy, lunes en toda la costa.

A pesar de la lluvia, los vecinos permanecieron a pie de obra, gritando consignas y manifestando su rabia todo el tiempo que estuvieron los operarios trabajando. «Poco más podemos hacer», explicó el líder vecinal. «Hemos llamado a la Guardia Civil del Mar, porque queremos que comprueben que todo está en orden y que este transporte cuenta con todos los permisos pertinentes de Capitanía y demás, pero, de momento, no se ha personado nadie», indicó.

Otra cuestión, si las obras se abordaron con los correspondientes permisos de la autoridad laboral, al tratarse de trabajo dominical, no se podía abordar por no disponer de vías para practicar esta denuncia. También se descartó pedir la intervención del Concello para que reclamase los permisos, precisamente por tratarse de un domingo por la tarde.

«Por tierra no podrán»

A pesar de la decepción de ver como el Náutico, de un solo movimiento daba la vuelta a la partida por la instalación de los nuevos pantalanes, los vecinos tenían claro que no todo está perdido. «Por tierra no podrán con nosotros. Faltan por instalar varios pivotes y no les vamos a dejar, y el acceso a todos estos pantalanes tiene que ser desde tierra. A ver como se las apañan para colocar esa caseta que iría instalada directamente desde la arena, porque, de aquí no nos van a echar», insistió el líder vecinal, que reconoció que, «a pesar de todo, contábamos con que esto podía pasar, pero no todo está perdido. Además, tenemos asumido que el problema se resolverá en la vía judicial», reivincó.

De hecho, hoy mismo se pedirá de nuevo la paralización cautelar de los trabajos, al entender que la empresa está optando por la vía de los hechos consumados.

tensión. Aunque SOS Panadeira no renunció en ningún momento de la jornada a su filosofía de protesta pacífica, cuando los operarios terminaron el trabajo (la mayor parte de los pantalanes quedaron instalados), se dirigieron a las instalaciones del Náutico por la pasarela y los manifestantes se acercaron para «despedirles como merecían».

Los miembros del colectivo aplaudieron, abuchearon e increparon a los trabajadores en el corto trayecto desde la plataforma marítima a las instalaciones en tierra. Además de este ‘acompañamiento’ también vocearon consignas en la entrada del edificio del Náutico hasta que les cerraron la puerta.

Comentarios