El paraguas

La imagen es uno de los valores más poderosos del fútbol y de la vida. La mujer del César no solo ha de ser honrada, también ha de parecerlo. La imagen es lo que diferencia a Nino Mirón de Mauricio Rodríguez Boullosa. Nino ha sabido caerle bien a miles de pontevedreses. Solo el descubrimiento de un agujero sin fondo en la sociedad que regía cambió la percepción sobre él. Su gestión hasta entonces había sido puesta en entredicho por pocas personas. El pueblo le concedió crédito ilimitado. No era el tipo adecuado para llevar el cartel de culpable. Sabedor de la importancia de su inocencia, utilizaba a sus hombres fuertes para que le hiciesen el trabajo sucio. A veces incluso mostraba, con enorme talento, su ignorancia sobre decisiones importantes de la entidad que asumían sus altos empleados, con total lealtad hacia él. El constructor nunca tuvo problemas para que Rafael Hernanz Angulo, Javi Rico, Elías Espiñeira, Julio Vázquez Teruelo o Fran Crujeiras lo protegiesen del granizo. ‘El paraguas del Pontevedra’ fue una expresión acuñada con sumo acierto por Alberto Argibay el día antes de que lo cesaran. Quería explicar la instrumentalización que Mirón realizaba de los dobermans que lo protegían de la crítica popular, de la prensa. Él era intocable. Si acertaba, mérito suyo. Si fallaba, culpa de sus esbirros. Fran Crujeiras fue el penúltimo paraguas del PCF, el chivo expiatorio que acabó quemado en la hoguera ante la imposibilidad de que se juzgase al máximo accionista, inviolable como un emperador. Nino, lo has hecho muy bien. Mi aplauso. Siempre cuidaste de tu imagen. La gente supo que eras el principal responsable del actual momento del Pontevedra, pero nunca se atrevió a solicitar que te fueras de Pasarón, como sí está haciendo con Mauricio. Sin darse cuenta, Rodríguez Boullosa se ha convertido en el último paraguas de Mirón. Le ha hecho el trabajo sucio con tal falta de talante y tal facilidad para enfrentarse a todo el mundo, que el pueblo se ha olvidado del auténtico culpable del hundimiento del club. O no. Mauricio cometió muchos errores, sí, y descendió al equipo, también, pero no fue quien endeudó a la sociedad hasta llevarla al borde de la quiebra.

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