El Príncipe supervisa en Marín las prácticas navales

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La Escuela Naval de Marín se lució ayer ante el Príncipe Don Felipe, que completaba su ronda de visitas por las academias militares. Su Alteza Real el Príncipe de Asturias llegó a la villa para conocer in situ las posibilidades y cambios que la academia marinense experimentará con motivo de su transformación en centro universitario de Defensa.

Los alumnos y la marinería aguardaban firmes en la explanada principal la llegada del futuro soberano mientras las autoridades permanecían en la escalinata monumental, entre ellas la vicepresidenta de la Deputación Proviencial. Todo estaba dispuesto, en el palo de la explanada ondeaba una bandera española cuando varios vehículos llegaban liderados por uno con un pequeño estandarte azul.

Don Felipe descendía del coche sonriente y era saludado por el delegado del Gobierno, Manuel Ameijeiras, el alcalde de Marín, Francisco Veiga y el director de la Escuela Naval, el capitán de navío Urcelay Verdugo. El atril le aguardaba para presidir los actos. Solo en su altura, abrió la jornada con los honores de ordenanza, el himno y las salvas a la bandera. Tras ello, en una breve revista dedicó su atención a los guardiamarinas formados, que junto a la banda de la Escuela y la marinería protagonizaron una rápida salida de escena a paso ligero para prepararse para el desfile.

Tras la revista, don Felipe se dirigió a la escalinata monumental, donde los representantes de las diversas instituciones permanecían para saludarle. Saludados todos, el príncipe volvió a ocupar su puesto como presidente de la ceremonia en su tarima roja, instalada esta vez a los pies de la escalera. Con gesto serio mantuvo una postura firme de respeto ante el paso de los alumnos que desfilaron para él, inclinando sus cabezas con vista a la izquierda al llegar a la altura del príncipe. Especial momento fue el saludo que éste dedicó a la bandera cuando un grupo de guardiamarinas la portaban.

El acto público no duró más allá de media hora, en la que periodistas y fotógrafos de todos los medios siguieron con atención cada una de las fases de esta cita. La retirada de los alumnos, con el fin del desfile, supuso el cierre a la prensa para proseguir con una jornada llena de actividades en la privacidad que ofrecen las dependencias de la Escuela.

El Príncipe de Asturias participó tras el acto público en un pequeña recepción, además de realizar un recorrido por el recinto castrense visitando los distintos edificios acompañado por el director del centro y otros miembros de la Escuela. El heredero recibió explicaciones acerca de los cambios que la academia naval necesita para adaptarse a su nueva condición de centro universitario. Estuvo en los cuarteles de alumnos Francisco Moreno y Marqués de la Victoria, el edificio Isaac Peral, y el Pañol histórico.

Además, pudo disfrutar de los medios tecnológicos con los que se forman actualmente los alumnos en una sesión en los simuladores de navegación y táctico, en la que participaron los guardiamarinas para mostrarle los ejercicios de preparación y entrenamiento que llevan a cabo casi a diario, así como los medios técnicos con las rutinas que desarrollan en sus ejercicios en el mar a bordo de las lanchas Rodman 66 de la Armada que reproducen en un espacio limitado, de unos veinte metros de eslora, las características de un gran buque.

Un privilegio para Marín

En la recepción el alcalde marinense tuvo la oportunidad de hacerle entrega de tres libros muy significativos para la ciudad, se trata de ‘Con p de papá’, ‘Garavanciño’ y ‘A nosa memoria’, recientemente editados por el Concello y que el regidor de la villa ha dedicado a las infantas Leonor y Sofía.

Don Felipe recibió riendo el regalo y aseguró al alcalde que se los haría llegar a las pequeñas, como así informó Veiga más tarde en su despacho en el Concello. Es la primera vez en muchos años que se permite la entrega de algo que no estaba previsto a los miembros de la Casa Real, por lo que el alcalde se mostraba muy contento.

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