El PSOE, llave del Estatuto

Casi tres años y medio después del fracaso de la reforma del estatuto, la representación teatral de los partidos se ha reiniciado esta semana como si sólo hubiera habido un descanso, pues el debate aparece encallado en el mismo punto. Se esperaba que el Constitucional despejase las principales cuestiones de fricción como la nación y la lengua, pero el fallo del desprestigiado alto tribunal, como apaño entre sus facciones, es un pronunciamiento salomónico abierto a la interpretación.

El Constitucional ha proclamado que no cabe una lectura plurinacional de la Carta Magna, pero a partir de ahí ha establecido un equilibrio. Niega el carácter jurídico a la alusión a la nación catalana, pero permite que siga en el preámbulo. Admite el deber de conocer el catalán, pero sin que sea un principio general. Rechaza que la lengua propia sea la preferente en la administración, pero admite la inmersión lingüística... Una muestra de esta ambigüedad la dieron esta semana en Galicia PP y PSOE al proclamar que la sentencia, aunque todavía no existe como tal, les ha dado la razón.

La discusión parece seguir igual, pero el contexto es muy distinto al de hace tres años y medio, porque la crisis hace más difícil de justificar debates que no parecen prioritarios para la mayoría de la sociedad y porque el escenario político es muy distinto tras la caída del bipartito.

La aritmética de la reforma es la misma, porque para sumar los 50 votos que requiere la reforma sólo se puede hacer con el PP y, al menos, otro de los dos grupos. Pero en el 2007, además del derecho de veto del PP, también lo tenía en la práctica el BNG, que amenazaba al PSOE con romper el bipartito si se le excluía del pacto del estatuto. Ahora el BNG no es imprescindible y en el PP dan por hecho que, en caso de haber una reforma, se quedaría al margen, al no aceptarse que figure la palabra nación, o nazón. Y en el PSOE se empiezan a escuchar voces discordantes sobre si sería muy negativo un acuerdo sin el Bloque o si a los socialistas les conviene marcar distancias de los nacionalistas. Entre tanto, en la dirección del PP se empieza a considerar el Estatuto como una oportunidad para erosionar a los bipartitos de las ciudades.

En todo caso, el de la lengua parece ahora un escollo todavía más difícil de salvar que en el 2007, después de la batalla abierta por la contrarreforma de Feijóo. Y como en la anterior ocasión, las negociaciones se van a producir a unos meses de las municipales, lo que complica el acuerdo.

En el PP temen que Hernández se siente en el banquillo
El proceso judicial contra Agustín Hernández, conselleiro de Territorio, genera inquietud en la cúpula popular gallega, por más que Feijóo haya decidido mantenerle en el cargo, incluso aunque, como temen en el PP, se abra el juicio oral contra él y tenga que sentarse en el banquillo de los acusados por haber certificado una obra que no estaba terminada. Si se da ese caso, sería un duro trago para Feijóo y su conselleiro.

Santiago: La excepción socialista, en riesgo

Santiago es la excepción municipal por excelencia en la evolución electoral de la Galicia urbana. La ciudad arzobispal tiene el electorado ideológicamente más conservador. Es la única en la que el PSdeG nunca ha ganado en unas generales, ni siquiera en los 80 cuando los socialistas lograron sus solitarias victorias para el Congreso de los Diputados en la provincia de A Coruña. Y también es la urbe en la que los populares logran siempre sus mejores porcentajes de voto en las autonómicas, por lo menos desde 1993.

Sin embargo, desde 1983, con la única interrupción de un año por la moción de censura de 1986, los socialistas gobiernan en Santiago, solos o en coalición con el BNG. E incluso obtuvieron dos mayorías absolutas, las de 1987 y 1991. El principal artífice de este milagro fue Xerardo Estévez, a mi juicio el mejor alcalde de la historia reciente de Galicia. Los errores del PP y su habilidad permitieron a su sucesor Sánchez Bugallo mantener en pie el legado. También le ayudó la apuesta de Fraga por convivir con los socialistas, lo que se reflejó en la designación del gris Dositeo Rodríguez como candidato popular en 1999 y 2003. En 2007 le llegó por el fin el turno a Gerardo Conde Roa que, en un contexto adverso para el PP, logró una meritoria primera plaza. Ahora la coyuntura es más favorable para el PP pero está por ver cómo le afecta el desgaste de Conde, ex presidente de la Asociación Gallega de Familias Numerosas, cuestionado sobre todo por asuntos del ámbito personal. Y ahí está una de las claves de las elecciones en la ciudad arzobispal, que se suma al desgaste de Bugallo, alcalde desde 1998, y la fractura interna del BNG.

  • Cajas


Ocasión para fortalecer la 'caixa única'

La decisión del Tribunal Constitucional de levantar la suspensión cautelar de la gran mayoría de artículos de la Lei de Caixas confirma que el recurso del Gobierno respondía a una abusiva maniobra política socialista, que tuvo como principal consecuencia la continuidad de Julio Fernández Gayoso en la cúpula de la entidad, lo que puede acabar provocando que también siga José Luis Méndez. Ahora, la Xunta y los grupos políticos deberían aprovechar para impedir que se perpetúen y demostrar que nadie está por encima de la ley y que las cajas no son fincas privadas.

  • BNG


La nueva fórmula de la UPG
Según la fórmula clásica del Bloque, la UPG mandaba desde la cocina mientras Beiras, y después Quintana hacían de 'maître', debido a su mayor capacidad de conectar con el público, lo que en el caso del primero estaba muy demostrado mientras que en el del segundo nunca se probó. Ahora, de cara a las municipales, la UPG ha puesto a sus propios 'maîtres', candidatos de su órbita. Está por ver cómo reacciona el público. No tiene otro restaurante del país al que ir, aunque quizá alguien se anime a abrirlo.

  • Xunta


La sentencia de la paridad, al caer
En el Gobierno gallego están a la espera de que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia dicte la sentencia por el recurso del PSOE contra la composición de la Xunta por entender que vulnera la Lei de Igualdade. Al margen del 'caso Hernández', si el TSXG le diera la razón al PSOE en este litigio de la igualdad, constituiría el único motivo que puede modificar la idea de Feijóo de llegar con el actual gobierno a las municipales. Si gana el PSOE, uno de los conselleiros debería dejar su plaza a una mujer.

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