El segundo adiós a la Alcaldía de Silleda

SILLEDA. "Non sinto isto como unha marcha, síntoo como un paso máis na vida que quero vivir, traballando para outros". Estas fueron algunas de las emotivas palabras de ya exalcaldesa de Silleda, pronunciadas ayer en el Pleno de su renuncia. Paula Fernández Pena pidió que "dunha vez por todas se aparquen as envexas e a rabia nesta Corporación".

Tan concisa como emotiva, y no exenta de cierta tensión en el ambiente, fue ayer la despedida de Paula Fernández Pena como alcaldesa de Silleda. Por segundo mandato consecutivo, la ya exregidora no lo termina en la Alcaldía, aunque por razones muy distinas.

En 2009 una moción de censura promovida por dos tránsfugas de su equipo y apoyada por el PP la dejó sin el bastón de mando tras 20 meses en el Goberno. En esta ocasión, su 'estancia' fue aún más corta, medio mandato. Su nombramiento como senadora del PSOE por designación autonómica y el deseo de ella misma de cumplir con la máxima de Pachi Vázquez de 'una persona, un cargo' la llevaron a renunciar a un cargo, el de primera edil, que ayer calificó como "o mellor traballo do mundo" a pesar del cúmulo de problemas a los que tuvo que enfrentarse (que fueron continuos) "e as noites sen durmir", dijo. Y fue en ese momento, cuando apenas había leído cinco líneas de su corta despedida, cuando Paula Fernández rompió a llorar. De hecho, apenas pudo acabar el breve discurso que preparó, que llevaba escrito -práctica poco habitual en ella- y que comenzó explicando el porqué de su marcha. Es, recordó, el mismo motivo por el que en 2007 aceptó ser la candidata a la Alcaldía: "Se non o facía ía quedar toda a vida pensando que pasaría se o tivera feito. Tomei a decisión, coma daquela, para poder seguir levantando a miña voz".

La sesión plenaria estuvo poco concurrida. Se celebró a las 10.30 horas y duró unos cinco minutos. La concisión no le restó emotividad pero, como no podía ser de otro modo en Silleda -tras la reciente ruptura del pacto de goberno con el BNG y la reprobación política de la propia alcaldesa y del que, previsiblemente, será nuevo alcalde, también tuvo un toque ácido y no falto el reproche. Y eso que no hubo turnos de intervención de la oposición, PP y BNG. El mayor o menor calor de la despedida, de los besos y abrazos que se sucedieron al finalizar la sesión, osciló mucho con unos y otros concejales.

La más fría, sin duda, fue la que se palpó entre el exsocio del Ejecutivo, el nacionalista Matías Rodríguez da Torre, que el pasado lunes descalificaba a la todavía regidora. Esta no se olvidó de recriminarle "a desafortunada por pouco oportuna crítica", que hacía referencia a todo lo que deja pendiente Paula Fernández en el Concello de Silleda. Así lo admitió ella también, que demostró con su reproche que esperaba una tregua al menos en el día de su renuncia. "Si, queda moito traballo porque este é un traballo que nunca remata. Dá igual o momento en que decidas apartarte porque sempre quedarán temas por resolver".

No obstante, y mirando hacia las filas socialistas, dijo confiar en que "o meu equipo, os meus amigos continuarán traballando arreo e rematarán todo o que a min non me deu tempo". Y en este punto fue donde Fernández Pena fizo una llamda al cambio de clima político que, desde hace años, se vive en Silleda, un Concello que el próximo viernes vivirá la cuarta investidura a la Alcaldía en solo seis años. "Chamo a quen queira escoitar a que, dunha vez por todas, se aparquen as envexas e a rabia e construamos unha Corporación na que ninguén sobre nin falte". Aunque también reconoció que "non pretendo que me perdoen os que aínda alegrándose sentiron tristura pola miña marcha" e subliñou que "tampouco pretendo que quen non queira comprender por que me vou o faga".

La que será nueva concejala socialista, además de íntima amiga de la ya exalcaldesa, Pilar Peón, no pudo evitar las lágrimas desde el principio al fin de la despedida pública de Paula Fernández.

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