El submarino Tramontana desvela sus secretos

El navío de la Armada recaló en Marín y fue el protagonista de una jornada de puertas abiertas a la que acudieron cientos de visitantes
Pequeños y mayores disfrutaron visitando el interior del submarino
photo_camera Pequeños y mayores disfrutaron visitando el interior del submarino

Tras el éxito del Mistral, submarino que fue protagonista de unas jornadas de puertas abiertas en la Escuela Naval hace poco más de un año, la llegada de su gemelo, el Tramontana, cumplió con las expectativas de la convocatoria. Y es que cientos de personas -niños y mayores- hicieron largas colas en la tarde del lunes para visitar el navío, que estuvo abierto al público en el muelle del centro castrense.

El sumergible de la Armada, que en estos momentos está en proceso de certificación para volver a estar operativo, cuenta con una tripulación de 60 personas y procede de Cartagena, donde tiene su base, para dirigirse luego a Ferrol, puerto en el que hará una breve parada antes de volver al Mediterráneo. Así lo explicó el alférez de navío del Tramontana, David Hernández Lago, que destacó que este submarino, de la clase Galerna, es el cuarto de estas características, con 67 metros de eslora, seis de manga y otros tantos de calado. Además, desplaza unas 1.500 toneladas, que se elevan a 1.800 en inmersión.

Aunque los visitantes pudieron recorrerlo fondeado en el muelle de la ENM, este navío puede sumergirse a 200 metros de profundidad.

GRAN CARENA. "Es un buque de guerra de la Armada", explica Hernández Lago, por lo que está disponible para cualquier operación en la que se requiera su presencia. "Estuvo en gran carena (una revisión) durante dos años y ahora está volviendo a poner a punto. Está en proceso de certificación para volver a estar operativo", añadió el alférez de navío. Así, en agosto o septiembre está previsto que participe en una operación de la OTAN.

60 PERSONAS. En cuanto a la tripulación, de unas 60 personas, se gestiona en régimen de turnos, durante el día, con guardias de tres horas, que son de cuatro por la noche.

Los tripulantes -entre las que se encuentran cuatro mujeres- pueden pasar en este submarino tres semanas sin entrar en puerto, aunque, cuando se reabastecen, los periodos de navegación pueden ser más largos.

Según destacó David Hernández Lago una de las cosas más difíciles de la convivencia a bordo es la falta de intimidad, ya que los espacios son extremadamente reducidos y están aprovechados al máximo.

"Pero a todo nos acostumbramos", destacó.

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