Toyota inicia la comercialización del C-HR, un nuevo todocamino de tamaño compacto, que llega dispuesto a satisfacer a los espíritus más rebeldes gracias a un diseño rompedor y a una gama de motores que, en el caso de España, se reduce a una única variante híbrida.
El diseño de este modelo destaca por sus formas angulosas y contundentes, lo que le confiere una personalidad propia, en un intento de la marca nipona por «cambiar las reglas del juego» en un segmento en el que los coches se parecen cada vez más entre sí.
Con unas dimensiones de 4,36 metros de largo y 1,56 de altura, el C-HR resulta más bajo que la mayoría de los modelos con los que compite. Este hecho, junto a una silueta que recuerda a la de un coupé y unas puertas traseras bien disimuladas al esconder los tiradores, hace de la deportividad y el dinamismo una de sus principales señas de identidad.
El habitáculo resulta lo suficientemente amplio, aunque las plazas traseras, quizás por el pequeño tamaño de las ventanillas laterales, parecen más pequeñas de lo que realmente son. Por su parte, el maletero cubica 377 litros si se opta por incorporar el kit reparapinchazos, lo que lo sitúa en cuanto a capacidad un poco por debajo de lo que se estila en la media del segmento.
Al volante. Tan espectacular como resulta por fuera, el interior del C-HR tampoco dejará de sorprender a sus ocupantes. Todos los elementos —asientos, volante, palanca de cambios o pedalier— destacan tanto por su buen tacto como por su buena apariencia visual.
El diseño del salpicadero también resulta atrevido en sus formas, aunque no admite ningún tipo de reproche en cuanto a la calidad de los materiales utilizados. Salpicadero, puertas y consola central presentan un acabado bitono, entre tres combinaciones posibles. Todo ello da como resultado un ambiente interior muy futurista, también por el equipamiento disponible. En este sentido, la mayoría de estos sistemas se manejan de forma fácil e intuitiva desde la pantalla táctil central de 8 pulgadas que preside el salpicadero.
El Toyota C-HR está desarrollado sobre la plataforma TNGA utilizada en la nueva generación del Prius. La flexibilidad de este chasis no solo hace que sus características dinámicas resulten muy diferentes a las del Prius, sino que también permite que en algunos mercados se ofrezcan variantes con un motor 1.2 Turbo de gasolina y 116 caballos o, incluso, un 2.0 de 144. En todo caso, estas mecánicas no estarán disponible en el mercado nacional, en donde el C-HR solo llegará con una motorización híbrida que, en modo combinado, llega a desarrollar 122 caballos. Está mecánica irá asociada a una transmisión automática que derivada la fuerza del motor solo al eje delantero, ya que, en principio, no se prevé la comercialización de un C-HR con tracción 4x4.
Este modelo combinar un motor 1.8 VVT-i de 98 CV de ciclo Atkinson y otro eléctrico de 72 CV, alimentado por una batería de hidruro de níquel. Con dicha mecánica, el C-HR es capaz, por muchos momentos, de rodar exclusivamente en modo eléctrico por ciudad, lo que le permite homologar un consumo urbano de 3,3 litros cada 100 kilómetros.
En carretera, sus prestaciones están limitadas por los 122 caballos combinados, lo que puede hacer que algunos conductores se sientan decepcionados por no tener un dinamismo similar a lo que sugiere su imagen exterior.
Toyota ha articulado la gama del C-HR en tres acabados: Active (24.250 euros), Advance (24.990) y Dinamic Plus (28.500). A finales de este mes de noviembre se entregarán las 200 unidades Launch Edition que se pusieron a la venta por internet y a partir de enero, la gama convencional.
Futurista interior. El diseño del salpicadero, en acabados bitonos, resulta muy futurista. La mayoría del equipamiento se controla desde la pantalla central de ocho pulgadas.