Emilio Carreño: "No hay más terremotos, es que hoy los detectamos mejor"

Ya estaba en el IGN cuando se produjeron los seísmos de 1997 y por tanto sabe al detalle lo que ocurrió y su desarrollo posterior. Hoy, 20 años después, está convencido de que las fallas del triángulo sísmico lucense no son peligrosa
Emilio Carreño, Director de la Red Sísmica del Instituto Geográfico
photo_camera Emilio Carreño, Director de la Red Sísmica del Instituto Geográfico

¿Qué relación hay entre el seísmo del pasado domingo, de 3.5 grados, y el de hace 20 años?
La única relación es que la mayoría de los terremotos que son sentidos por la población en Galicia ocurren en esta zona de Triacastela-Sarria-Becerreá. Entonces, siempre es fácil que coincida una fecha con algún terremoto anterior, porque el catálogo del Instituto Geográfico es antiquísimo. Desde 1.800 tenemos noticia de temblores ahí. Hay pequeñas fallas que liberan los esfuerzos y las fechas son pura casualidad.

¿Es posible que haya vecinos capaces de detectar pequeños terremotos?
Cuando fue el terremoto de 1997, yo ya estaba aquí en el IGN, y me acuerdo de que había mucha información. Recuerdo imágenes de una casa medio derruida que acabó cayendo, también de piedras en la carretera. Yo achaco mucho más estas referencias que hace la gente a que se dio muchísima difusión a aquel terremoto. Pero, si vemos la serie de temblores superiores a 3.5 en los últimos años hay muchos y casi todos son en esta zona. Cuando estuvimos ahí colocando instrumentación especial me acuerdo que había un pequeño monte que llamaban "el de los temblores", lo que da una idea de que viene de la antigüedad.

Después de los estudios con los sismógrafos portátiles se modificó el mapa sísmico. ¿Entonces algo cambió? Bueno, pese a lo que nos pueda parecer que tuvo mucha influencia en los mapas de peligrosidad, que luego son los que se aplican a la Normativa Sismorresistente, no son realmente tan importantes. A lo largo de la elaboración de la norma cambiaron muchos conceptos, de hecho en la última revisión, en la aceleración sísmica de estos lugares ya se considera el suelo, que es de tipo roca en Lugo, mientras que los de antes no tenían en cuenta tanto los suelos. En el mapa que está a punto de salir, para la futura norma, volverá a cambiar, pero por las variables que se aplican, no porque haya habido más terre motos, ni muchísimo menos.

¿Pero ahora hay más vigilancia sobre Galicia?
Galicia tiene una sismicidad importante en cuanto a número de terremotos, pero históricamente no conocemos ningún temblor catastrófico allí. Esto siempre nos ha dado una gran tranquilidad porque para que haya un terremoto grande, de magnitud 6 o 7, es necesario que haya una estructura grande. Esos que oímos de Chile o Indonesia son fallas de hasta 1.000 kilómetros de longitud, inmensas. En Galicia no hay estas fallas, son muy pequeñas. Puede abrirse una grieta o caerse algún objeto, pero un seísmo catastrófi co no va a haber.

Los medios técnicos también han cambiado.
Tenemos hoy una capacidad de detección extraordinaria, en comparación con 1997, cuando la mayoría de la tecnología aún era analógica. De hecho, hemos descubierto una línea de pequeñas fallas frente a la costa gallega que antes no se conocía, porque no había sistemas de detección adecuados. En realidad ahora se detecta cualquier terremoto por muy pequeño que sea. En Galicia hay seis estaciones digitales, que transmiten los datos vía satélite en tiempo real al centro de datos, y hay un seguimiento continuo. Todo está informatizado y la precisión es milimétrica. Nos puede dar la sensación de que hay más terremotos, pero la realidad es que tenemos mejores instrumentos. Es como si hubiéramos acercado una lupa a Galicia.

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