La banca llama a los empresarios a pedir crédito y a anticiparse a la subida de los tipos de interés

Emilio Ontiveros: "Las economías más competitivas tienen más empleo fijo que España"

El economista manchego advirt al empresariado gallego de que el BCE "retirará el ponche de la fiesta" más pronto que tarde, lo que encarecerá la financiación. En un foro organizado por la CEG en Santiago, apuntó al proteccionismo de Donald Trump, el Brexit y el conflicto catalán como los "nubarrones" que empañan la reactivación económica
Emilio Ontiveros
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BUEN CONOCEDOR de la realidad empresarial por su papel como consejero de firmas como Iberdrola o Itínere, el fundador de Analistas Financieros Internacionales (Afi) trazó este miércoles los principales retos de la economía española en una jornada convocada por la Confederación de Empresarios de Galicia. Convencido de que España debe volver a invertir en conocimiento, educación e I+D para ser competitiva, llama a reducir la precariedad laboral.

¿Las empresas españolas están preparadas para que el BCE inicie la retirada de los estímulos y para una hipotética subida del crudo?

Creo que sí. En general, la crisis ha servido para fortalecer su capacidad de respuesta, sobre todo de las que lograron seguir adelante, porque la tasa de mortalidad aumentó mucho. Hoy hay menos empresas que el 31 de diciembre de 2007, pero las que han resistido tienen una capacidad de respuesta en dos ámbitos. Por un lado, han reducido la deuda, y eso hace que el impacto de eventuales subidas de tipos sea menor. Por otro lado, está el hecho de que si sube el precio del dinero será de forma muy gradual y anticipable, de manera que serán capaces de adecuar su gestión financiera a un entorno que seguirá siendo bueno, pero no tan excelente como el de los últimos tres años. En relación a las materias primas, la capacidad defensiva es menor. Lo que sí es muy importante para el conjunto de la economía es tomar decisiones de diversificación energética, pues no avanzamos al ritmo que otros países.

¿El desafío independentista catalán supone un nuevo palo en las ruedas del crecimiento?

Sí. Es una perturbación, aunque hasta el momento no haya generado implicaciones económicas adversas, ni sobre la economía española ni en los mercados financieros, ni siquiera sobre Cataluña. Sin embargo, la dinámica que se ha abierto esta semana y el próximo 1 de octubre sí va a generar perturbaciones tanto en el tejido empresarial catalán como en los inversores con intereses allí, pero también en la clase política, pues mientras está pendiente de ese episodio de confrontación no atiende a mejorar las condiciones de vida, su primera obligación. Hay que negociar. La evidencia nos dice que cuando de forma persistente hay ruidos políticos, aunque sean menores, eso acaba teniendo costos económicos.

Afi acaba de recortar las previsiones de crecimiento de la economía española para este año en una dé- cima. ¿La evolución del empleo está frenando la expansión?

Hay una ligera desaceleración. Hemos visto en los datos de agosto y en julio un menor dinamismo en el mercado laboral. Hay algunos componentes, como la balanza de pagos, que empiezan a tener un componente deficitario mayor. El crecimiento de las importaciones de energía es mucho mayor y eso va a frenar ligeramente la expansión. No obstante, yo firmaría por que en los próximos 20 años la economía española tuviera un ritmo medio de expansión del 3% o incluso del 2,5%. Firmaría con los ojos cerrados, dado que con las perturbaciones que hay no se puede garantizar la estabilidad. Lo ideal sería que el crecimiento llevase a un aumento del empleo menos precario, menos dominado por la temporalidad, pues en agosto apenas el 8% de los contratos eran indefinidos.

¿El proceso de devaluación salarial de los últimos años es reversible?

Puede serlo si las empresas consiguen generar ganancias de productividad en un nivel suficiente. A largo plazo, a los empresarios no les interesa tener empleo inestable, sino plantillas que se identifiquen con los propósitos de la organización. Si uno revisa las tasas de temporalidad de las economías más competitivas y exitosas en la liga mundial, ve que los índices de contratos indefinidos son mejores que los españoles. La precariedad no es la condición necesaria de supervivencia empresarial.Además, cuando tenemos a empleados que creen en el futuro del negocio y se consideran bien tratados, trabajan mejor, independientemente de que luego consuman más.

La economía gallega ha conseguido recortar la brecha que separaba su expansión de la media española. Con todo, ¿está exprimiendo bien el boom del turismo?

Se debería explotar mucho más. Galicia tiene la posibilidad de ofrecer un turismo de mayor calidad que el promedio de España. De igual forma que estamos viendo en País Vasco o Asturias, hay que poner en valor destinos de gran valor añadido más allá del binomio sol y playa del Levante y el sur de España, que lo único que garantiza son visitantes que no son los que más gastan. Galicia cuenta con una tradición cultural, histórica y gastronómica que habría que empaquetar en papel de celofán y poner en oferta internacional como un destino privilegiado.

¿Y a nivel industrial y de captación de inversión extranjera?

Las dificultades son las propias de cualquier región española donde se compite con otras latitudes más atractivas en costes. Galicia tiene unas ventajas en términos de capital humano que debería aprovechar más, con un sistema universitario más que aceptable, que debería acercar mucho más a las empresas. Los gallegos han puesto de manifiesto históricamente una capacidad para emprender notable, pero otra cosa es que la revelan más fuera que dentro de Galicia. Está claro que no hay una especie de maldición contra Galicia, porque vemos empresarios de éxito, pero lo que hace falta es empezar a vencer el aumento del minifundismo empresarial, un problema común al resto de España. Hay sectores que serían más productivos si el tamaño medio de las compañías fuese mayor, incluso mejoraría la calidad de los empresarios con la incorporación de talentos que salen de las universidades o rodados en grandes organizaciones.

Hace unos años afirmaba que la recuperación no llegaría a los hogares hasta que una familia media pudiese cambiar de tresillo. ¿Estamos en ese escenario?

No, no hemos llegado, porque aun cuando ha aumentado el número de familias que pueden cambiar de tresillo, sigue habiendo una asimetría grande entre lo que rezan los indicadores macroeconó- micos y el nivel de confianza. Si una familia ha mejorado su nivel de renta como para cambiar el tresillo, es porque un miembro nuevo ha encontrado trabajo, pero es altamente probable que ese contrato se lo renueven cada cierto tiempo. Esta situación no es la más adecuada para llevar a cabo una decisión de consumo duradero, igual se puede cambiar de sofá si es barato. La renta per cápita todavía no ha alcanzado el nivel de 2007.

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