Md Sultan Ahmad: ''En Bangladesh un periodista sabe cuándo sale a la calle, pero no si volverá a casa''

Sultán leyendo un periódico y una imagen detalle de su carné de periodista. david freire
photo_camera Sultán leyendo un periódico y una imagen detalle de su carné de periodista. david freire
Tiene 28 años, pero se fue de Bangladesh con apenas 18 porque quería ampliar sus estudios y ejercer su profesión de periodista con libertad. Fue en 2005 cuando visitó Pontevedra por primera vez, pero la ciudad que iba a ser una parada turística se ha convertido en su hogar. Desde hace varios años trabaja como camarero en el bar Os Maristas

 

llegó a pontevedra como un turista más de los muchos que visitan esta ciudad a lo largo del año. «Estaba en Grecia y decidí venir para visitar a unos amigos y disfrutar de unos días de ocio», confiesa algo tímido MD Sultán Ahmad. De eso ya han pasado casi ocho años. Tiempo suficiente para que este joven (natural de Nabi Nagar, Bangladesh) decidiese posponer indefinidamente su vuelta a la Universidad, a su tierra y, en definitiva «a mi vida anterior». Aunque se fue de su país con apenas 18 años para completar su formación en otro lugar, Sultán tuvo la oportunidad de ejercer de reportero durante algún tiempo mientras finalizaba la carrera de periodista. Aquí su labor diaria es otra. Trabaja como camarero en la tapería Os Maristas -ubicada en la Praza da Verdura-. «Llevo ya seis años y, aunque echo de menos poder escribir artículos, soy muy feliz en ese negocio».

¿Cuál fue el principal motivo por el que decidió quedarse en Pontevedra?

Me encanta la tranquilidad que se respira y el tipo de ciudad que es. Mi zona favorita de la comarca es Poio, porque todavía es más tranquila que la capital. En mi país el ambiente es totalmente distinto. Cuando llegan las diez o la once de las noche es muy peligroso salir a la calle. Aquí me siento seguro y, aunque mi familia está muy lejos, la gente se ha portado muy bien conmigo desde el principio, sobre todo mi jefa, que es como una segunda madre. Reconozco que ya me habían hablado muy bien de esta zona, pero hasta que no estás aquí y lo vives en tus propias carnes no puedes hablar. Eso sí, mi llegada fue bastante peculiar...

¿Peculiar? ¿Por qué?

Graciosa, más bien. Tras llegar a Pontevedra estuve casi un día y medio durmiendo, debido al viaje tan largo que había hecho. Cuando me levanté y salí a la calle todo el mundo estaba vestido con ropa muy antigua. Había paja por el suelo, animales, artesanos... Se estaba celebrando la Feira Franca, pero yo no sabía nada sobre esa fiesta, así que imagínate mi sorpresa. Por un instante pensé, ¿pero dónde estoy? ¿En España todo el mundo es pobre? (se rie). Sin pensármelo dos veces grabé un vídeo y se lo mandé a unos compañeros del periódico para el que trabajaba en Bangladesh, el The Daily Sangram.

¿Y qué le dijeron?

Que si era una película española o algo así. No se creían que eso pudiera ser una fiesta, pero cuando se lo expliqué insistieron muchísimo en que querían venir para verlo en persona. Sin embargo, cuando les mandé imágenes sobre las peñas no les gustó nada de nada.

¿Sigue colaborando con el rotativo bangladesí de alguna manera?

Sí, siempre que me lo piden les envío algún artículo, pero de manera gratuita. Es la única forma de seguir conectado a mi profesión.

¿Quiere decir que Pontevedra ha sido protagonista de las páginas del The Daily Sangram en alguna ocasión?

Sí, en más de una. Por motivos de trabajo y económicos me resulta muy complicado desplazarme a otras ciudades españolas para cubrir otro tipo de noticias, por lo que todo lo que escribo está relacionado con esta ciudad.

Si tuviese la oportunidad de volver a Bangladesh para ejercer de periodista, ¿lo haría?

No lo creo. Allí la libertad de prensa no existe. Los medios de comunicación dependen mucho de la política. El Gobierno decide muchas veces qué información es válida y cuál no. Es una profesión un tanto peligrosa y sin respaldo de nadie. En muchas ocasiones, allí, sabes cuando sales a la calle, pero no sabes cuando volverás a casa.

¿En alguna ocasión sufrió algún episodio peligroso?

Viví situaciones difíciles, pero no excesivamente porque yo todavía no tenía grandes obligaciones, estaba aprendiendo. No obstante, no todos mis compañeros tuvieron la misma suerte que yo. Conozco casos muy cerca de periodistas muertos sin razón por el mero hecho de hacer su trabajo y los políticos solo se lavan las manos. Una simple huelga en Bangladesh se convierte en una pequeña rebelión en la que no se respeta nada ni a nadie.

¿Ha vuelto a su pueblo natal?

Intento ir una vez al año para ver a mi familia.

¿Sigue solo en Pontevedra?

Ahora vivo con mi mujer y mi hijo y, además, mi hermano se vino hace unos años.

¿Se casó aquí?

No. A pesar de que estoy muy lejos de mi casa, soy fiel a mis costumbres. Mis padres eligieron a la mujer con la que comparto mi vida. Me enviaron una foto y viajé allí para casarme. Nos presentaron en una comida y a los dos días nos convertimos en marido y mujer.

Trabaja en el sector de la hostelería desde hace mucho tiempo... ¿Es feliz?

Tengo trabajo y eso ya es una razón para estar contento. Me gusta lo que hago y no lo abandonaría facilmente.

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