Los agentes de la policía nacional desplazados a Padrón (A Coruña) para inspeccionar los restos del convoy del tren accidentado el pasado 24 de julio en Santiago de Compostela han encontrado un teléfono móvil que consideran podría ser el corporativo del maquinista, extraviado desde el día del accidente.
Fuentes policiales han indicado que habrá que hacer las pruebas necesarias para identificar el dispositivo y extraer los datos que pudieran ser de utilidad para la investigación, aunque diversos medios ya confirman la autenticidad del hallazgo.
Los agentes también han encontrado en sus indagaciones, según precisa el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, una tableta que, según hipótesis de la Policía científica, podría ser también del maquinista, Francisco José Garzón, pero por el estado en que quedó el dispositivo, no se ha podido comprobar fehacientemente.
El alto tribunal gallego matiza en su nota que el teléfono encontrado esta mañana estaba en la cabina del tren, mientras precisa que la tableta fue encontrada no hoy, sino "con anterioridad", sin especificar la fecha.
Igualmente, el TSXG asegura que en las inspecciones de ayer y hoy de los vagones, almacenados en Padrón (A Coruña) no se han encontrado restos humanos.
El juez Luis Aláez, titular del juzgado de instrucción número tres de Santiago, encargado del caso, se personó a media mañana en la zona en que una unidad especial de la Policía Nacional rastrea desde ayer nuevamente los vagones del tren siniestrado el pasado día 24 de julio en Santiago en el que fallecieron 79 personas.
Permaneció unos 40 minutos en la zona e inspeccionó, acompañado de dos agentes, la cabina y luego otros vagones del ferrocarril siniestrado.
Una unidad especial de la Policía Nacional rastrea desde ayer los vagones del tren siniestrado compuesta por agentes del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT) de la Policía Nacional.
Esta unidad, ayudada por perros, inspecciona cada resquicio de los vagones, custodiados en una explanada contigua a una nave industrial de grúas, en la parroquia de A Escravitude, en Padrón (A Coruña) con el objetivo de encontrar objetos personales de los pasajeros.
