Entrañable y emotivo son dos adjetivos que también definen perfectamente el caluroso homenaje que más de 200 personas rindieron ayer a Vicente Cerdeiriña en su 30 aniversario como párroco de San Salvador de Poio.
Los actos, organizados por una comisión vecinal, comenzaron con una misa solemne cantada por la Coral de Poio y concelebrada por varios sacerdotes, entre ellos el delegado diocesano e la Pastoral Xuvenil, Javier Porro. A continuación se inauguró un gran panel en el templo que muestra un resumen de lo acontecido en la parroquia a lo largo de los 30 años de trayectoria de Cerdeiriña.
Ya en el restaurante A Marisqueira tuvo lugar la concurrida comida de confraternidad, a la que asistieron un total de 240 personas. Entre ellas no faltaron el alcade del municipio, Luciano Sobral, ni los curas de Campañó, Cerdedo, San Andrés de Xeve y del monasterio de Poio.
Obsequios
Justo antes de iniciar el almuerzo, Vicente Cerdeiriña recibió varios regalos por parte de la comisión que organizó el homenaje, como una escultura en piedra de San Salvador, elaborada por Arturo Corbacho, canteiro de la parroquia, y un hórreo de plata.
El alcalde, por su parte, le impuso la insignia de oro del Concello y le obsequió también con un cuadro que muestra la antigua iglesia parroquial. A los postres, don Vicente recibió otro presente muy especial, ya que los propietarios del restaurante le entregaron una fotografía enmarcada de la primera misa que ofició en la parroquia, lo que contribuyó a emocionar todavía más al protagonista, que agradeció sinceramente el cariño recibido.
