Fábricas de ataúdes, un sector de supervivientes a la competencia china

En la provincia de Pontevedra apenas quedan empresas dedicadas a la elaboración de féretros
María Rosa Pombo en su fábrica de ataúdes, en el municipio de Cuntis
photo_camera María Rosa Pombo en su fábrica de ataúdes, en el municipio de Cuntis

Los funerales y el culto a los muertos han tenido tradicionalmente un gran arraigo en Galicia y elegir el ataúd, el lecho donde van a reposar para siempre los restos del fallecido, no es un tema baladí, sobre todo para algunos.

Sin ir más lejos, el mes pasado enterraron en Guitiriz a una mujer de 99 años que guardó durante dos décadas su propio ataúd (elegido por ella misma) en el salón de su casa. A otras personas les da igual o no quieren ni oír hablar del tema, pero lo cierto es que la fabricación de féretros ofrece múltiples posibilidades y se ha ido profesionalizando hasta el punto de convertirse en un sector que da de comer a unas cuantas familias en la comunidad autónoma.

La mayor parte de las empresas del gremio se localizan en tierras ourensanas, donde conviven alrededor de una treintena. Concretamente, los municipios de Piñor y Ribadavia concentran casi todo el negocio, de manera que en las otras tres provincias se mantienen solo unas pocas fábricas. Es el caso de Funeraria y Ataúdes María Rosa Pombo, situada en Cuntis. La suya es una firma que va ya por la tercera generación y que ha ido adaptándose con el paso de los años.

"Eu teño 64 anos e quen empezou con isto foi meu avó, así que xa choveu", explica la propietaria. "Hai anos tiñamos entre 40 e 50 obreiros na fábrica e agora só somos tres e damos feito sen ninguna dificultade, e iso que facemos de media unhas 50 caixas ao mes".

Esa reducción de personal se debe, por un lado, a que el proceso se ha ido modernizando y, con la fabricación en cadena, ya no es necesaria tanta mano de obra. Por otro lado, el sector de la elaboración de féretros tampoco es inmune a la competencia china: cajas más baratas, aunque muchas veces también de peor calidad. Tal y como relata Rosa Pombo, "as funerarias grandes importan moito de China porque lles sae moito máis económico: 70 ou 80 euros. Alí hai man de obra máis barata, sen os impostos que temos aquí...".

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