Goretti Irisarri: "Escribir sobre lo que te cuesta hace que encuentres salidas más originales"

Acaba de publicar junto a José Gil Romero 'Caen estrellas fugaces', una novela negra sobre un Madrid misterioso de mediados del siglo XIX
La escritora y guionista Goretti Irisarri
photo_camera La escritora y guionista Goretti Irisarri

Lo primero: ¿De qué trata Caen estrellas fugaces?
Es una novela de misterio ambientada en el Madrid del siglo XIX. Se produce un suceso extraño en la cárcel del Saladero que investigan los dos protagonistas: una médium que trata con lo paranormal y un antiguo investigador de falsos mitos que aporta siempre los hechos. Ella es la intuición y él la razón. Son una muy buena pareja de detectives porque se complementan

Caen estrellas fugaces es un libro conjunto, ¿cómo fue el proceso para escribirlo?
Nosotros somos guionistas y en cine es muy habitual que haya parejas fuertes: Berlanga y Azcona, los hermanos Cohen... Pero en literatura no es muy acostumbrado. Llevamos trabajando 20 años juntos, formamos un equipo tan fuerte que escribimos mejor juntos que separados, la verdad. Somos muy diferentes, pero nos ayuda a dar dos perspectivas distintas. Igual que cuando la gente tiene hijos aporta su genética, nosotros aportamos nuestra genética creativa para hacer una especie de tercer escritor mejor. Sí, es extraño, pero funciona. (risas)

¿Y cómo es el reparto de tareas?
Lo que hacemos es reunirnos y pensar por dónde va a ir la trama. Intentamos que se nos ofrezca poco a poco, cuanto más nos sorprenda, más sorprenderá al lector. Luego nos repartimos el trabajo. A veces hacemos lo que se nos da peor a cada uno, en mi caso, las escenas de acción, y curiosamente suelen quedar mejor. Cuando haces algo que te cuesta encuentras soluciones que haciendo cosas que te resultan más fáciles no encontrarías. En las persecuciones, igual encuentro una solución más visual o meto un personaje que haga cosas más interesantes. Nos gustan mucho los retos y descubrir cosas nuevas.

¿Y a José Gil qué partes le costaba más redactar?
Claro, yo sé más por mí (risas). A José quizá le cuesten más las escenas descriptivas. La novela corresponde al siglo XIX; la atmósfera es muy lujosa. Sacamos el Café Suizo, que ya está desaparecido, con un ambiente muy deslumbrante. También es cierto que al haber pasado de guion a novela, la imaginación no tiene límites, en el cine te tienes que pagar todo lo que escribes.

"Cuando te conviertes en novelista tienes que suplir un montón de trabajos que en el cine realizan otras personas: el director de arte, el director de iluminación"


¿Y qué más diferencias encontraron al pasar de guion a novela?
Diferencias de ritmo, por ejemplo. Esta idea venía de una serie y al final dijimos: esto tiene sentido novelarlo. Tiene un origen más cinematográfico, empezamos siendo demasiado intensos y la novela requiere un ritmo más lento. Tuvimos que volver a empezar para entrar en la mente de los personajes, que en guion no lo haces, es el actor el que aporta esa parte. Cuando te conviertes en novelista tienes que suplir un montón de trabajos que en el cine realizan otras personas: el director de arte, el director de iluminación, todo un abanico de emociones que como novelista te tienes que encargar tú.

¿Cómo fue la documentación de la novela para construir ese mundo?
Pues la novela está ambientada en 1856, comenzaba la fotografía pero no había mucho. También cuadros, grabados. Nos basamos en imágenes porque somos muy visuales. En cuanto a texto, sí que hay: Galdós, Mesonero Romanos, un cronista muy importante de Madrid. Construimos un Madrid como el Londres de Sherlock Holmes: misterioso, victoriano, donde la ciencia no está muy bien delimitada con la creencia. De pronto te podías comunicar con el otro lado del Atlántico a través del telégrafo, por qué no creer que la ciencia nos permitiría comunicarnos con los muertos o con grandes hombres desaparecidos.

¿Partían con algún cliché de la época antes de documentarse?
Creo que a todos nos interesa el romanticismo y que, de hecho, lo necesitamos. En aquel momento, la humanidad todavía tenía la idea de que todo iba a ir a mejor, que la ciencia solo iba a traer el bien. No habían ocurrido las dos guerras mundiales, ni la decepción de ver que la civilización no nos iba a llevar a peor. Ese era nuestro cliché, porque en el siglo XIX había muchas desigualdades sociales, la gente en Madrid estaba hacinada, en contrapartida con los lujos que nos parecen fascinantes.

¿Y por qué escogieron Madrid?
Pues porque los dos somos de fuera, Jose es canario; yo, gallega, y aunque llevamos años viviendo aquí, cuando llegamos éramos muy jóvenes y tuvimos ese deslumbramiento por la gran ciudad, todavía lo recordamos. Así que, más que Madrid en sí, es una idea de la ciudad, aunque todos los hechos documentados son reales.

Ahora que es verano, ¿qué lecturas recomendaría para ponerse al día estas fechas?
Pues me parece muy interesante lo que está haciendo la editorial independiente Felguera, como el libro La horda que es del propio editor. Por lo demás, soy muy de clásicos: Thomas Mann, Bruce Chatwin, entre otros.

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