Greenpeace: "España no está lista para afrontar otro Prestige"

La ONG asegura que, quince años después, las circunstancias que propiciaron la catástrofe medioambiental "siguen vigentes", por lo que podría volver a suceder

Greenpeace considera que, pasados quince años desde el hundimiento del Prestige, España "no ha aprendido la lección" y sigue sin estar preparada para afrontar "con solvencia" una nueva catástrofe medioambiental de esta envergadura, que cree posible. En un comunicado, la ONG señala que "es solo una cuestión de tiempo" que otra catástrofe como la del Prestige "pueda volver a ocurrir" porque las circunstancias que lo propiciaron "siguen vigentes" y la industria petrolera sigue transportando hidrocarburos "de forma insegura".

María José Caballero, responsable de campañas de Greenpeace, incide en que "la mala gestión" de la catástrofe "ha continuado en el tiempo", lo que impide "aprender las lecciones necesarias para que no se repita la misma historia". La ONG señala como ejemplos de esa "mala gestión" la decisión de alejar el buque de la costa, la "escasa y, en ocasiones, falsa" información ofrecida por las distintas administraciones y la "insuficiente valoración" de la dimensión medioambiental del siniestro.

A ello se suma, alega Greenpeace, que la industria petrolera aprovecha los recursos naturales pero no se hace cargo de su responsabilidad con las consecuencias derivadas de su actividad económica. La ONG añade las implicaciones inmediatas del accidente, tanto desde el punto de vista biológico, como desde el socioeconómico, con efectos para el conjunto de la sociedad gallega a corto, medio y largo plazo, que se extendieron por toda la cornisa cantábrica hasta el sur de Francia.

Adicionalmente, recalca que el hundimiento del Prestige también puso en evidencia las "enormes deficiencias" de la legislación y del régimen de responsabilidad en el transporte marítimo, en tanto en cuanto no se pueden exigir responsabilidades a las empresas implicadas en una catástrofe ambiental. Tampoco se puede demostrar negligencia o dolo en los responsables políticos porque no se pueden juzgar sus decisiones, añade Greenpeace, que considera "manifiestamente insuficientes" los medios de lucha contra la contaminación.

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