Historia de superación en Carracedo

Una meningitis que sufrió cuando tenía tres años le impidió a Gumersindo Queiruga Barros caminar sobre sus dos piernas, pero no desplazarse, trabajar, divertirse y formar dos familias. Un burro fue el fiel compañero de 'O Coxo'
Gumersindo, acompañado por su bisnieto José Luis; María (dcha.), la madre de éste, y su hija Mercedes
photo_camera Gumersindo, acompañado por su bisnieto José Luis; María (dcha.), la madre de éste, y su hija Mercedes

Cuando nació Gumersindo Queiruga Barros una de las atracciones que formaban parte de los programas de ferias, fiestas y romerías era la que protagonizaban personas con algún defecto, físico o intelectual, razón por la cual eran exhibidas y quienes se encargaban de esta actividad recibían unas monedas a cambio.

En los albores del siglo XX, un grupo de familiares de niños y jóvenes formó una asociación para reivindicar la puesta en marcha de un servicio de atención a las personas con discapacidad en Vilagarcía.

Recursos Utilizaba unos chanclos para evitar heridas en las manos cuando se desplazaba por el suelo

Ante la reiterada indiferencia de la Xunta de Galicia a sus peticiones, el padre de una joven se preguntaba qué harían cuando sus cuidadores fuesen mayores y no estuviesen en condiciones de atenderlos. "¿Los abandonamos en el monte?", se preguntó.

El destino en la vida de Gumersindo Queiruga Barros pudo haber quedado marcado en los primeros compases de su existencia porque cuando tenía tres años sufrió una meningitis y desde entonces no pudo andar. Pero, lejos de rendirse, luchó, y frente a la posibilidad de arrinconarlo para que no se convirtiese en un estorbo, su familia estuvo a su lado en unos tiempos muy duros.

Nació en Cope, un lugar de la parroquia de Carracedo, donde la participación de los burros en las tareas agrícolas fue una constante durante varias décadas y marcó un signo diferenciador con respecto al resto del municipio de Caldas de Reis, al que pertenece, junto con ciertos rasgos en la forma de hablar de sus vecinos.

Trabajo Fue tratante, fabricaba zuecos, estuvo casado en dos ocasiones y tuvo cinco hijos que pudieron ir a la escuela

Las limitaciones que sufría Gumersindo Queiruga Barros hicieron que prestase especial atención en seleccionar siempre los mejores burros y no le impidieron subirse a su lomo, ni que lo acompañasen chicos y chicas cuando iba a misa, las fiestas o las ferias que se celebraban en Caldas de Reis, Padrón y otros lugares del entorno.

La historia de superación que protagonizó comenzó cuando era niño y se ayudaba de una especie de chanclos que llevaba en sus manos y le servían para apoyarse en el suelo y desplazarse arrastrándose por el mismo sin sufrir heridas provocadas por la rozadura, y cuando ya era un chaval se las ingenió para subirse a las parras, vendimiar y atar las labores cuando finalizaba la recolección de los racimos.

Tratante de profesión, compraba terneros en los mercados que vendía después de haberlos criado y fabricaba zuecos. Así logró que sus cinco hijos, de dos mujeres con las que estuvo casado, Adelaida y Francisca, pudiesen estudiar, algo que no pudo hacer él. "Era guapo. Non o digo porque fose meu avó, pero era guapo", subraya su nieta Mercedes en un reportaje publicado en el número cuatro de la revista Carracedo Fala.

Transcurrido más de medio siglo desde su muerte, el recuerdo de Gumersindo Queiruga Barros sigue estando presente en la memoria a través del apodo por el que se conoce su casa, la de O Coxo.

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