"Barriga tiña bastante, así que pensamos que traería dous años grandiños, pero non esperabamos que fosen cinco", confiesa Manuel Taboada. Este vecino de A Ermida (Marcón) y su mujer, Elena, se quedaron muy sorprendidos cuando su única oveja parió cinco crías, una de las cuales murió. El alumbramiento se produjo el pasado lunes por la mañana. Manuel explica que se disponía a darle de comer a las gallinas, cuyo corral está justo al lado del establo de la oveja, cuando la oyó balar lastimeramente. Al asomarse se encontró con la sorprendente estampa. "Tiña cinco crías. Catro negras e unha branca. Unha delas non sobreviviu". Entre ellas hay machos y hembras.
La familia se encontró, de este modo, con que su única oveja, que de momento no tiene nombre, había tenido familia numerosa en su primer parto. Y con la circunstancia añadida de la dificultad para que la valiente madre alimente convenientemente a todos sus vástagos. Manuel ya compró leche en polvo el primer día para completar con biberón la lactancia materna. Él mismo se encarga de dárselo cuando sus obligaciones laborales se lo permiten. Aun así, explica satisfecho, los corderitos "están mamando continuamente" y felizmente la madre "quéreos a todos, é boísima".
Casualmente, la protagonista de la historia se crió con leche artificial, igual que su hermano, cuando ambos se quedaron huérfanos al poco de nacer, hace tres años. Es la única oveja que tienen Manuel y Elena, sus retoños no serán vendidos y quizá las hembras continúen la estirpe materna. La asignatura pendiente es bautizar a la familia bovina, tarea en la que tendrán la última palabra Marcos y Lucas, los nietos de la casa. «Son os primeiros en querer darlles o biberón. Están contentísimos».
