José Luis Méndez, el intocable

La denuncia de la CIG contra el exdirector de Caixa Galicia, con un incierto camino judicial, pone de relieve que el jefe del clan familiar que hundió la caja no ha tenido que rendir cuentas.

El Banco de España apartó a José Luis Méndez López de la cúpula de las cajas gallegas en el momento de la fusión, por considerar inadecuada su gestión al frente de Caixa Galicia. Al margen de la paradoja de que esa labor se había realizado sin que el Banco de España interviniese en el ejercicio de sus funciones de control, la defenestración del financiero coruñés tuvo el también paradójico efecto de librarle de acabar sentado en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional como van a suceder en los próximos meses los otros anteriores jerarcas de las cajas gallegas, con el incombustible Julio Fernández Gayoso a la cabeza, por el escándalo de las indemnizaciones de oro, que se aprobaron cuando Méndez ya estaba retirado.

Méndez no ha tenido que rendir cuentas ante la justicia por su más que controvertida gestión de la entidad que convirtió en un feudo familiar, pues colocó en la cúpula a dos de sus hijos. En este contexto, la CIG y el BNG denunciaron públicamente esta semana que, cuando se estaba negociando la fusión, Caixa Galicia vendió varias propiedades inmobiliarias con un descuento de 285.055 euros sobre el precio de mercado a la esposa de José Luis Méndez y madre de José Luis Méndez Pascual, entonces director de la corporación industrial de la caja.

Suso Seixo, secretario general de la CIG, sostiene que se trata de un hecho “escandaloso, inmoral e delictivo”. En los dos primeros calificativos tiene toda la razón. Con el tercero muestra que al hacerlo público siguió el orden equivocado, pues debería haber ido primero a la fiscalía y después al Parlamento, al revés de como lo hizo. Sin embargo, es posible que esta denuncia no tenga mucho recorrido judicial, pues, por impresentables que parezcan esas ventas, resulta difícil que se consideren ilegales.

Sin embargo, al margen del método, a la CIG y al BNG hay que reconocerles que están haciendo lo que no hizo el Banco de España, que tras la intervención de las cajas gallegas debería, al menos, haber informado a la opinión pública de cómo fue la gestión de los directivos que las llevaron a la ruina, con consecuencias dramáticas para los titulares de las preferentes y graves efectos para el conjunto de los ciudadanos, que tuvimos que soportar el muy duro plan de ajuste del verano del 2012, fruto del rescate financiero que pidió el Gobierno de Rajoy.

Durante la nacionalización de Novacaixagalicia, bajo la dirección de José María Castellano, hubo una consultora que hizo acopio de documentación acerca de posibles irregularidades en la gestión de las cajas gallega, sobre operaciones como la denunciada por la CIG y alguna otra. Sin embargo, el Banco de España no ha informado sobre la naturaleza de este material ni que se sepa lo ha puesto a disposición de la fiscalía.

Méndez no ha tenido que comparecer ante los tribunales. Sólo lo hizo ante la comisión de investigación del Parlamento gallego. Su intervención fue lamentable, pero le retrató. Ahora hay una oportunidad para volver a llamarle, pero lo relevante no es tanto que comparezca de nuevo, sino poder conocer por fin cómo se gestionaron realmente las cajas.

Gayoso en el sur y Méndez en el norte fueron los auténticos señores feudales del sector financiero gallego, ante los que los representantes políticos del más diverso signo se arrodillaban, a cambio de los favores y prebendas. A Méndez su biógrafo lo comparaba con el personaje de Richard Gere en la película de Pretty Woman, un mago de las finanzas con un “porte elegante y discreto que le hacen poseedor de un atractivo intemporal”. Ese retrato retrata la Galicia económica de las últimas décadas. La adoración ha desparecido, pero sigue siendo intocable.

Pachi y las dificultades del baltarismo en Ourense capital

Pachi Vázquez daría un genuino presidente de la Diputación de Ourense del PP. Su perfil clientelar generó ese híbrido del social-baltarismo. No lo tiene fácil en las primarias del PSOE de Ourense, ante esos disidentes del pachismo que son los antiguos seguidores del exalcalde Francisco Rodríguez. Y lo tendría aún más difícil en las municipales, pues el perfil baltarista nunca triunfó en Ourense capital.

El show del juez Taín y el desprestigio de la justicia
El primer aniversario de la aparición del cadáver de Asunta Basterra Porto llegaba el pasado lunes con la evidencia de que nuestra sociedad no había estado a la altura con esta niña nacida en China, que aterrizó en Santiago a través de una adopción internacional que salió fatal.

Cuando, según los investigadores, sus padres comenzaron a drogarla, no saltaron las alarmas. La niña murió en unas circunstancias terribles, presuntamente a manos de sus padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra. Y todo acabó en un grotesco circo mediático, en tiempos de bajas ventas de la prensa y de segmentadas audiencias televisivas, en los que, por lo que se ve, vale todo.

Hubo algunas televisiones y periódicos en concreto que cruzaron los límites de la decencia. En general todo el tratamiento fue excesivo y repleto de excesos, alimentando el morbo de una audiencia ávida de detalles escabrosos, dentro una corriente imparable de amarillismo atroz.

Estamos tan acostumbrados a que los sumarios se eternicen que hasta nos pareció rápida la instrucción en poco menos de un año de este caso, pese a que no había razones que justificasen una dilación. Sería veloz, pero la instrucción que llevó el juez José Antonio Vázquez Taín también resultó muy peculiar. La Guardia Civil tuvo su parte de responsabilidad al difundir alegremente como una hipótesis de la investigación el rumor callejero de que había algo raro en las sucesivas muertes de la abuela y el abuelo de Asunta. Y en un laboratorio contaminaron con semen la camiseta de la niña.

A estas peculiaridades contribuyó la actitud de un juez demasiado preocupado por hacerse famoso. Empezó posando ante las cámaras en el lugar donde apareció el cadáver. Unas semanas después, en una conferencia en Vigo, hizo un chiste entre carcajadas sobre la niña y la prensa y afirmó sobre jueces y abogados que “todos filtran”. Incurrió en un error gramatical pues, al ser él un juez, debería utilizar la primera persona del plural.

El pasado lunes Taín se superó a sí mismo, al lanzar con varias entrevistas su segundo libro, justo en el día del primer aniversario de la aparición del cadáver de Asunta. No es una novela centrada en el caso que instruyó, como la que escribió sobre el robo del Códice. Pero sí tiene elementos en común con el caso de la niña de Santiago, como la desaparición de una chica de 13 años, Xana, o la participación de algún agente de la Guardia Civil con el mismo nombre que los que llevaron esa investigación. Llama la atención que  en la novela sólo se hable de Xana en las primeras páginas, se le cite una vez por en medio y después se desarrolle un poco su desaparición al final, con lo que da cierta sensación de tratarse de un pegote, quizá un añadido para darle publicidad a un libro de lectura poco atractiva.

Resulta incomprensible que el Consejo General del Poder Judicial no tomase ninguna medida cuando Taín publicó el libro del Códice mientras seguía instruyendo el sumario. Y todavía lo es aún más que no haga nada ahora que ha lanzado su obra en el aniversario del asesinato de Asunta.

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