A pesar de la presión fiscal y el lento ritmo de la economía, el sector de juego de azar crece, entretiene y genera empleo.
El sector de casinos online y juegos de azar se ve afectado por los ritmos de la economía como cualquier otro. Más aún, según un análisis de la Cámara de Comercio de Barcelona publicado por SlotVegas, Cataluña es la región con mayor presión fiscal sobre esta industria. Antes de la crisis del 2008 había registradas 1399 sociedades de este tipo, número que se ha reducido en la última década a tan solo 787. Sin embargo, el sector sigue siendo ejemplar en algunos aspectos.
La industria del juego emplea de forma directa o indirecta a más de 38.000 personas, tanto para las apuestas presenciales como las online. En medio de un clima general de paro, estas empresas presentan crecimientos notables desde el 2014 a esta parte. Así, Cataluña se convierte en la "locomotora" tirando de las demás Comunidades Autónomas en estos pilares. Además, cabe destacar que se trata de la comuna que más recauda por tasa del juego.
Resulta curioso que un sector tan castigado siga siendo una estrella de recaudación. Hoy se cobra una tasa sobre el juego privado (tributo cedido por la administración central a las comunidades autónomas), y un gravamen por la prestación de servicios (propia de la Generalidad de Cataluña). ¿Pero cuánto perjudica esta presión al crecimiento de la industria?
Lejos quedan aquellos tiempos con salas de juego repletas a toda hora, o las épocas de bares con máquinas tragaperras sonando con músicas repetitivas. Las nuevas generaciones se sienten mucho más atraídas por las modalidades de juego en línea que crecen en detrimento de las salas de juego más tradicionales. Como cualquier sector, el del juego necesita también de mejoras tecnológicas e innovación constante para mantenerse vigente y seguir generando ingresos. Esta industria ha comprendido perfectamente de qué se trata y se reinventa cada año trayendo al mercado nuevos juegos, nuevos enfoques y nuevas tecnologías que permiten repensar la industria en cara a los próximos años.
Si Cataluña se beneficia de ingresos y pagos de impuestos generados por esta actividad, es justo que se repiense las trabas y bloqueos que se generan, muchas veces de forma injustificada, contra un sector que crece, invierte y apuesta por el futuro de la región.
