La Audiencia Provincial sienta en el banquillo a tres implicados en una red de prostitución

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial sentará mañana en el banquillo de los acusados a tres acusados de implicación en una red de prostitución que tenía su base en un club de alterne de Ponte Vilariño (en la localidad de Agolada). El Ministerio Fiscal solicita para cada uno de ellos doce años de prisión por un delito de inmigración ilegal, cuatro por otro contra los derechos de los trabajadores y tres por un delito de tráfico ilegal de mano de obra (la pena sumaría un total de 57 años de cárcel).

El procedimiento judicial contra los imputados tuvo su origen en una denuncia realizada por tres de las chicas que trabajaban en el club de alterne (denominado Club Cisne) en 2007. Las propias afectadas actuarán como testigos protegidos durante el juicio.

En base al escrito de acusación de Fiscalía, los tres acusados, J.R.V.P., de 58 años y nacido en Vila de Cruces; P.V.C., de 62 años y nacido en Lalín, y U.S.M., de 34 años y nacida en Jataní-Goiana (Brasil), favorecían la entrada ilegal en España de mujeres que en su país de origen procedían de entornos familiares muy desfavorecidos económicamente «o azotados por violencia social e intrafamiliar ».

3.000 euros de deuda

Según relata el fiscal, los procesados les ofrecían la posibilidad de venir a España a ejercer la prostitución, haciéndoles creer que les resultaría sencillo reunir en poco tiempo la cantidad necesaria para saldar la deuda contraída con la organización y, más tarde, sacar de la miseria a sus familiares. Tal y como apunta, «una vez en España, los acusados, directamente o a través de intermediarios, las dirigían al Club Cisne, donde eran sometidas a condiciones totalmente diferentes a las acordadas y donde adquirían una deuda de 3.000 euros».

Las mujeres estaban prácticamente retenidas en el establecimiento, sometidas a una vigilancia y control férreo por parte de los integrantes de la red de prostitución mientras no saldasen la ‘deuda’ contraída. La Policía Nacional constató que, para ello, eran coaccionadas e intimidadas de diversas formas. Una de las amenazas que recibían las mujeres era la de causarles daños físicos tanto a ellas como a sus familiares residentes en Brasil.

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