Evolución del modelo en Guipúzcoa

La experiencia vasca guía a Pontevedra en el camino del compostaje vecinal

Ordizia es uno de los municipios que han desarrollado con éxito el sistema de gestión de residuos orgánicos. Desde 2011, ha logrado multiplicar los composteros individuales y los comunitarios

El sistema de compostaje comunitario que pretende implantar en la provincia la Deputación de Pontevedra lleva tiempo funcionando con éxito en otras comunidades autónomas. El País Vasco es una de ellas y, concretamente, Guipúzcoa se ha covertido en un ejemplo que demuestra que el modelo está en auge y tiene cada vez más aceptación entre su ciudadanía.

Joseba Sánchez es consultor ambiental y ha trabajado en la puesta en marcha de esta iniciativa: "Hace cuatro años, la Diputación guipuzcoana y los ayuntamientos empezaron a apostar por una gestión descentralizada de los residuos, principalmente, en lo referido a los orgánicos y así se comenzó a implantar el compostaje en los municipios, sobre todo en aquellos con baja densidad de población. La medida se ha ido multiplicando y, hoy en día, se han repartido ya bastante más de 5.000 composteros individuales y otros muchos comunitarios", manifestó. Uno de estos ayuntamientos es Ordizia, en la comarca de Goierri. Allí, el primer contenedor marrón, es decir, el destinado a los residuos orgánicos, llegó en junio de 2011. La Mancomunidad Sasieta propuso a la población recoger los restos de comida, que hasta ese momento suponían algo más de un tercio de la bolsa de basura, y depositarlos en ese colector específico para elaborar compost. La idea era ir dando pasos para reducir al máximo los restos que iban al circuito convencional de tratamiento de residuos sólidos urbanos, así que se empezó con los composteros individuales y, posteriormente, se fueron incorporando los composteros comunitarios.

El Diario Vasco se hizo eco de ello. Tal y como relató uno de sus redactores, "consciente de que no todos los goierritarras contaban con las condiciones idóneas para el compostaje individual, como disponer de un terreno particular adecuado, la Mancomunidad Sasieta propuso en febrero de 2013 la posibilidad de hacerlo de manera comunitaria, recurriendo para ello a compostadores instalados, con el visto bueno municipal, en espacios públicos. El Ayuntamiento acondicionó una zona, Sasieta instaló los compostadores y se formó un grupo de vecinos que estaban insteresados en la iniciativa. La Mancomunidad se encargó, a su vez, de impartir un taller de aprendizaje, de asesorar y llevar a cabo el correspondiente seguimiento. Pues bien, tras aquella convocatoria, surgió la primera área de compost comunitario, instalada en los jardines de la calle Araba, una iniciativa que echó a andar con once familias de dicha barriada".

El área en cuestión se inauguró el día 16 de abril de ese mismo año. Sus promotores habían prometido un sistema que no generaría malos olores y con un mantenimiento sencillo del que se podrían hacer cargo los propios usuarios y, como resultado, tras un proceso de pocos meses, por cada 100 kilos de basura orgánica depositada se obtendrían entre 20 y 25 kilos de compost o abono natural de buena calidad para utilizar en jardines y huertos. Además, pensando ya en instalar más composteros comunitarios, el Ayuntamiento abrió un listado en el que se podrían anotar los interesados en sumarse a la idea.

Años más tarde, el sistema no solo ha funcionado, sino que ha ido en crecimiento.

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