La Fonte da Burga está siendo sometida a una laboriosa restauración

Las piezas metálicas de la Fonte da Burga se encuentran en un taller de Santiago, donde están siendo restaurados los enrejados, las seis macetas originarias de la fundición francesa Val D'osne, la placa de hierro colado con la inscripción del año de su construcción, 1881, y los populares leones de bronce que embellecen los caños.

Todos los materiales se encontraban en un avanzado proceso de deterioro, y muchos de sus detalles estaban ocultos por capas de pintura y oxido, o dañados por las raíces de las plantas, en el caso de los maceteros.

"A pesar de ello, se está pudiendo recuperar todo su esplendor", indicó el alcalde, Juan Manuel Rey, que visitó el taller el día 3.

El responsable de Forxa Chago, donde se están desarrollando los trabajos, destacó la calidad de los materiales y las técnicas originales con las que fueron fabricados los diversos elementos metálicos de la Fonte da Burga.

Coordinadas por la empresa Obradorio Compostela SL, este taller, que junto con la firma Renovatio SL está trabajando en la Fonte da Burga, se encarga también de la restauración de una parte importante de los granitos y la forja de la Catedral de Santiago.

La restauración de la Fonte da Burga forma parte del proyecto Fontes no Camiño, que pretende recuperar el patrimonio histórico y cultural del Camiño de Santiago a su paso por Caldas de Reis, y permitirá actuar progresivamente en otras fuentes, como las de la Praza de Abastos, Campo da Torre, Praza das Palmeiras y la del lavadero termal, entre otras, para lo que cuenta con el apoyo de la Deputación de Pontevedra.

Los trabajos, que continuarán en los próximos meses, siguen las directrices de obra y del proyecto de restauración redactado por el arquitecto Luis Gil Pita, que fue aprobado por la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta.

SÍMBOLO. El conjunto de la Fonte da Burga es el símbolo de la villa. Fue construido en 1881 por el Concello para adecuar la antigua Fonte do Baño, en cuyo manantial se bañaban hasta entonces los vecinos y visitantes. De este modo, garantizó la captación y la protección del manantial, propiedad de la Administración local.

Aquella iniciativa se enmarca en el impulso que le dio al municipio el alcalde Román López, que pocos años después compró la finca en la que se encuentran el Xardín Botánico, el Campo da Feira, las escuelas públicas y la residencia de la tercera edad.