La Fonte da Burga, huella de Alejandro Rodríguez Sesmero en Caldas

Luis Gil, que se encargó de los trabajos de restauración, subraya que los documentos acreditan la intervención del arquitecto pontevedrés en su construcción
Una imagen posterior a los trabajos de acondicionamiento
photo_camera Una imagen posterior a los trabajos de acondicionamiento

"Trabajar en el tiempo y en los bienes y arquitecturas que otros pensaron y construyeron antes que nosotros tiene un deje a colaborar con esos otros arquitectos que ya no están", expone Luis Gil.

"Si Viollec Le Duc dice que restaurar es devolver la sangre original al edificio, también lo es devolver el derecho a ver su obra tal como la pensó o la ejecutó", agrega el arquitecto que, junto a su homóloga Cristina Nieto, se encargó de las obras de acondicionamiento de la Fonte da Burga de Caldas de Reis.

"Restaurar es redescubrir los sentimientos y los rasgos del pensamiento de otro a través de una colaboración en el tiempo con alguien que ya no está", expone, y agrega que guarda cierta similitud con colaborar con el maestro que le enseña el oficio a sus asistentes, aunque no esté presente, "o a cuando se suman fuerzas con compañeros para llevar a buen puerto un proyecto complejo o inabarcable por nosotros mismos, siempre con el máximo respeto por el otro, para poder aprender".

Haberse encargado del trabajo realizado en uno de los elementos patrimoniales más representativos de la localidad se convirtió para Luis Gil y Cristina Nieto en una oportunidad de intervenir en la obra de Alejandro Rodríguez Sesmero, "arquitecto insigne de la renovación urbana de la Pontevedra de finales del siglo XIX, tal vez el mejor de la ciudad en aquel siglo", señala.

"Fue una suerte reconstituir la verdad, la sangre original de su arquitectura, con el susurro de las técnicas constructivas del buen hacer tradicional mediante la atenta lectura de las extraordinarias proporciones y motivos ornamentales escogidos por él para el mejor espacio público de Caldas de Reis", subraya.

Las obras realizadas en la Fonte da Burga se enmarcan en un programa municipal de puesta en valor de las fuentes situadas en el Camiño Portugués a Santiago de este municipio. Ubicada en la confluencia de las calles Laureano Salgado y Real, es uno de los elementos más significativos del dominio público.

La Fonte da Burga fue construida en 1881 por el Concello, siendo alcalde Antonio Román López, procediéndose en aquel momento al cubrimiento de lo que era un espacio de baño público con aguas termales, que era conocido como Fonte do Baño.

Tras 135 años de historia, revertir el progresivo deterioro constructivo de los materiales originales (granito, forja, fundición y bronces) y también mejorar el entorno del manantial para devolverle el estado funcional, ambiental y urbano adecuado a la calidad de este bien fueron el doble objetivo que se perseguía con los trabajos de restauración.

La rehabilitación contó con el dictamen favorable del Comité Asesor del Camino de Santiago y la aprobación de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta de Galicia.

SOSPECHA. Durante el proceso de redacción del proyecto de restauración de la Fonte da Burga "surgió la sospecha, debido a la claridad de la organización, modulación y riqueza ornamental de la fuente -de un carácter más culto de lo común, como por ejemplo en la elección de los vasos ornamentales de la fundición francesa de Vall d'Osne, de que su origen y diseño debía responder a una mano específica y no tan anónima como pudiera parecer", plantea Luis Gil.

Esta hipótesis, unida al conocimiento de que muy poco después de que se inaugurase esta construcción termal Alejandro Rodríguez Sesmero trabajó en años sucesivos en las Escuelas y el Asilo de Ancianos de Caldas de Reis llevó a la investigación en los archivos municipales.

Los documentos acreditan el pago realizado a Rodríguez Sesmero por la realización de los trabajos de adecuación de esta área urbana de la calle Real y también otros pagos al responsable de la cantería y fundición de la fuente, para que resolviesen con el arquitecto responsable de la dirección de la misma, "lo cual afianzó y terminó de confirmar la teoría de su intervención como arquitecto original de este emblemático elemento de Caldas de Reis", subraya Luis Gil.

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