La llegada del horario de verano afecta más a trasnochadores, ancianos y niños

MADRID. Los relojes se adelantarán una hora la próxima madrugada -a las dos serán las tres- para recuperar el horario de verano, un cambio que afecta más a los ancianos, a los niños y a las personas que se acuestan más tarde y no suelen madrugar.

Así lo asegura el director del laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia, Juan Antonio Madrid, para quien este cambio influye en las personas, aunque hay que “relativizar” su impacto, porque es como un “pequeño jet lag”.

Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) el potencial ahorro en iluminación con el horario de verano puede llegar a representar un cinco por ciento del consumo eléctrico en iluminación, que equivale a unos 300 millones de euros.

De esta cantidad, 90 millones corresponden al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de seis euros por casa, mientras que los otros 210 millones de euros restantes se ahorrarían en los edificios del sector bancario y en la industria.

Los efectos del cambio horario en el cuerpo se notarán sobre todo en el sueño.

Durante los tres o cuatro primeros días del nuevo horario estival podrá ser habitual la sensación de cansancio y habrá más dificultad para irse a la cama como consecuencia de la alteración del reloj biológico.

No obstante, existe gran variabilidad en la capacidad de las personas a estos cambios y en buena medida se debe al carácter matutino o vespertino de las personas.

Los madrugadores serán los que mejor se adapten a dormir una hora menos, ya que no tienen tanta inercia de sueño y se “activan antes”.

“Les afecta muy mal a los vespertinos, se les quita una hora más para dormir”, ha indicado el doctor Madrid, quien ha concretado que las personas que se acuestan tarde y no suelen madrugar tienden a estar más cansados los primeros días.

El adelantar una hora en el reloj biológico para compensar la pérdida de sesenta minutos por el cambio horario también repercute en el apetito.

“Todavía nuestros relojes del tracto digestivo y los que regulan el apetito no se han adaptado y tenemos hambre según el horario antiguo”, subraya el doctor Madrid, quien, además, es miembro de la Sociedad Española del Sueño.

En el caso de las personas mayores el problema es que suelen tener ya “una cierta alteración del ciclo sueño/vigilia” y no tienen sincronizadores sociales que favorecen la adaptación a la nueva hora.

Adelantar ciertas tareas 15 minutos

La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda preparar a los niños unos días antes de producirse el cambio de hora para que se puedan adaptar “lenta y progresivamente” al nuevo horario, que suele generar, especialmente en este colectivo, problemas de sueño, cansancio y falta de atención en un grado más pronunciado.

De esta manera, aconseja adelantar aproximadamente 15 minutos la hora de comer y estudiar, así como el momento de acostarse y levantarse. Se trata de evitar o de suavizar síntomas como “problemas de atención, irritabilidad, enfados, cansancio y desánimo”, señala el doctor Gonzalo Pin, coordinador del Grupo de Sueño de la AEP.

Además, advierte de que los menores obligados a acostarse más temprano pueden manifestar problemas para conciliar el sueño por la presencia de luz solar, lo que ocasiona un déficit de horas de sueño y, a su vez, influye negativamente en el aprovechamiento escolar y en la puntualidad y asistencia.

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