La mejor jugada de Álex

El baloncestista júnior del Marín Peixegalego regresó a las canchas para entrenar con su equipo tras 16 meses alejado de ellas debido a una leucemia
Álex Cabaleiro Miranda escenificando su regreso a las canchas de baloncesto en A Raña
photo_camera Álex Cabaleiro Miranda escenificando su regreso a las canchas de baloncesto en A Raña

Álex Cabaleiro Miranda irradia optimismo por todos los poros de sus 1,93 metros de estatura. Su historia personal es un ejemplo de naturalidad, fortaleza y positivismo contagiosos.

En mayo de 2016, Álex se encontraba jugando al fútbol y el baloncesto con su primo, en un colegio de Bueu. En un lance del juego, el balón superó la valla y se fue a la calle. Álex corrió tras él y en su esprint por alcanzarlo le sobrevino un brutal cansancio. Al día siguiente, su madre fue a buscarlo al colegio y se lo llevó al Hospital Álvaro Cunqueiro, donde le diagnosticaron una leucemia.

A los pocos meses, el muchacho padeció un derrame cerebral que dejó el lado lado izquierdo de su cuerpo inmóvil. Con el apoyo de su madre, de su familia, de sus amigos, de los doctores (sobre todo de la especialista en Oncología infantil María Tallón), de sus compañeros de clase y de sus compañeros de equipo, Álex se sobrepuso a la enfermedad, recuperó la movilidad a base de trabajo y voluntad y afrontó el regreso a las canchas.

El pasado domingo, durante la final de la Copa Galicia de baloncesto entre el Obradoiro y el Breogán, el Marín Peixegalego, el club al que pertenece y que lo formó deportivamente, y los miembros del equipo júnior lo homenajearon con una camiseta firmada por todos.

Inmerso en la última fase del tratamiento, que concluirá en junio de 2018, Álex ya ha regresado a las canchas. "Después de tanto tiempo, mis médicas me dijeron que mis músculos iban a sufrir. Noto que mi cuerpo me pesa demasiado", explica el muchacho, perfectamente consciente de todo el proceso en el que se ha visto inmerso. Ha participado en tres entrenamientos. También acude a todas las clases en el Instituto Illa de Ons de Bueu. Su madre solo tiene elogios para ambos.

ORGULLO FAMILIAR. Carmen Miranda, conocida cariñosamente por la gente del Peixe como Maruxa, ha sido el principal respaldo de Álex. Su implicación ha sido tal que, junto con otras doce madres de niños enfermos de cáncer, fundaron el colectivo Bicos de Papel, dedicado a luchar por la obtención de servicios para los jóvenes pacientes durante el proceso de su enfermedad. "Siempre fue mi punto de apoyo: es buen estudiante, deportista y buen hijo... gracias a él estamos aquí", señala la orgullosa progenitora del baloncestista.

Los Bicos de papel hacen referencia a la mascarilla que los jóvenes enfermos de leucemia llevan para protegerse de posibles infecciones por vía aérea y que deriva en que todos los besos que conceden tengan al papel de la protección como intermediario. En el caso de Álex, bajo él se intuye una gran sonrisa, que se confirma viendo su mirada. Y crece cuando recuerda cómo, siendo alevín, vio en persona en Marín a los NBA Kristaps Porzingis y Domantas Sabonis, cuando ambos eran solo prometedores chavales del Cajasol Sevilla (hoy conocido como Betis) en el Nacional Júnior de Marín. Y es más grande cuando lo comparan con su gran referente Dirk Nowitzki: un cuatro alto, rubio y con talento para el tiro exterior, como él, al que vio en persona en A Coruña, en un partido amistoso entre España y Alemania.

A los 14 años Álex ya hizo su primer mate, pero su mejor jugada ha sido coger el toro por los cuernos para hacer frente a su enfermedad sin perder nunca el optimismo.

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