La OCDE considera que deben priorizarse las ayudas a los parados más vulnerables

La OCDE considera que, pese a las dificultades financieras que atraviesan muchos países, deben mantenerse las ayudas a los parados más vulnerables, en particular a los que sufren situaciones de desempleo de larga duración, al tiempo que se aplican incentivos para la vuelta a la actividad.

Estas son algunas de las conclusiones del informe de Perspectivas sobre el Empleo publicado hoy, en el que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) apuesta incluso por "reforzar los sistemas de un ingreso mínimo garantizado, en particular donde el paro de larga duración es muy prolongado y cuando las personas afectadas no tienen acceso a otras ayudas".

La organización constata que, con la persistencia de la crisis, los programas sociales que han amortiguado su impacto han visto incrementar el número de personas que lo necesitan, mientras que los recursos para financiarlos a menudo han bajado.

Frente al desafío de los gobiernos de "hacer más con menos", estima que "la respuesta apropiada pasa necesariamente por una combinación de medidas sociales y políticas de activación que aporten una garantía de ingreso adecuado a los más vulnerables que les incite a reanudar una actividad o a preparar mejor su reinserción" con una mejora de sus capacidades.

Los autores del estudio reconocen que "no hay una solución única" para que esas medidas de activación sean eficaces con los parados, pero sí una serie de enseñanzas de las experiencias de los países miembros.

Entre ellas cita el efecto positivo que han tenido fusiones de los servicios del desempleo con los organismos que gestionan los subsidios para que haya "una buena coherencia de los incentivos propuestos de las diferentes instituciones a nivel nacional, regional y local".

También el hecho de que esos servicios tengan en cuenta "el perfil de sus clientes y la situación del mercado de trabajo a escala local" o la adaptación de los recursos a un nivel suficiente para absorber el aumento de flujos.

Otro principio es que hay que ayudar "activamente" a los jóvenes para evitar que queden "estigmatizados" a largo plazo por periodos de paro prolongado y bajos ingresos al inicio de sus carreras profesionales.

La OCDE subraya que estas medidas pueden tardar tiempo hasta que surtan efecto, y que incluso pueden traducirse temporalmente en tasas de paro más elevadas -por el surgimiento en las estadísticas de paro encubierto-, por lo que es importante mantener la dirección cuando se trata de orientar una vuelta al empleo a colectivos que no tenían obligación de buscar un puesto de trabajo.

Los autores del informe calculan que la tasa de paro de la OCDE, que era del 8 % de media en mayo pasado -con 48 millones de desempleados, unos 16 millones más que al inicio de la crisis en 2007- sólo bajará muy ligeramente al 7,8 % a finales de 2014.

La evolución, por si fuera poco, va a ser muy dispar entre los miembros, con subidas significativas en términos relativos en seis países europeos (España, Grecia, Italia, Holanda, Polonia y Portugal), mientras el paro va a disminuir de forma marcada en Canadá, Estonia, Estados Unidos, Islandia y Nueva Zelanda.

Desde el inicio de la crisis, la tasa de desempleo ha crecido más de 18 puntos porcentuales en Grecia (al 26,8 % en mayo, que pasará al 28,2 % al terminar 2014) y en España (al 26,9 % en mayo y al 27,8 % a finales del año próximo).

La otra cara de la moneda son Alemania (5,3 % ahora, 4,7 % a finales de 2014), Chile (6,2 % y 6,4 % respectivamente), Israel (6,9 % y 6,5 %) y Turquía (8,4 % y 9 %), con niveles de desempleo actualmente inferiores a los que había a finales de 2007, cuando comenzó la crisis.

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