La ofensiva final de Núñez Feijoo

Convencido de que su único camino pasa por la Moncloa, el líder del PP va a por todas y se va a apuntar un tanto con el caso de la autovía de Ribeira.

Una de dos. O Alberto Núñez Feijoo y «sus chicos» hicieron todo lo posible para que su denuncia sobre la adjudicación de la autovía de O Barbanza cayera en las manos del juez de Santiago que la está llevando o han tenido una suerte colosal, que diría Mariano Rajoy. En el primer supuesto, el de que se condujo la querella ante ese juez, se trataría del más hábil movimiento, independientemente de su valoración, del presidente del PP gallego desde que tomó el relevo de Fraga en enero del 2006.

Tras la admisión a trámite, la primera resolución en el caso no podía ser más del agrado de los populares, al haber sido llamados a declarar en la semana de las elecciones altos cargos y funcionarios de los departamentos de Política Territorial y Economía, sin incluir a ningún conselleiro, pues ello supondría trasladar las diligencias al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, en A Coruña.

Hay consenso entre los partidos gallegos en señalar la orientación conservadora del instructor, Miguez Poza, juez decano de Santiago de Compostela. Pero mientras el PP apela a la independencia judicial, por parte del PSOE se apunta bajo cuerda que existen conexiones directas con los populares.

Los nacionalistas asisten como espectadores interesados a un combate que no les afecta directamente, con la creencia de que la denuncia quedará en nada, porque aunque pudieran existir irregularidades no se plasmarían en una sentencia de condena. Ésta es una opinión bastante generalizada en la clase política gallega sobre un caso que afecta muy directamente a Touriño a través de la persona de su máxima confianza en la Xunta, la conselleira de Política Territorial, María Caride.

Los socialistas sostienen que finalmente la querella se volverá contra Feijoo, si queda en nada. Sin embargo, el líder popular, que lleva meses denunciando una oscura trama en la adjudicación de la autovía, se anotará un gran tanto mediático con las declaraciones de los altos cargos de la Xunta, justo cuando está inmerso en su ofensiva final, pues es consciente de que si el PP no gana las generales con Mariano Rajoy, sus posibilidades de reconquistar el poder en Galicia serán muy reducidas. En esta tesitura, lo que pueda ocurrir después del 9 de marzo carece de importancia. O bien Feijoo estará en una posición del tal fortaleza en la que los posibles reveses judiciales le traerán sin cuidado, o bien la situación será tan mala que difícilmente empeore.

Dentro del PP de Galicia hay dirigentes descreídos de las encuestas que dan un empate entre Rajoy y Zapatero, pero también hay otra parte que sí da crédito a los sondeos y se muestra esperanzada en la victoria. Por necesidad o por convicción, Feijoo pertenece a este segundo grupo, como lo demuestran todas las actuaciones de los populares de las últimas semanas, tendentes a plantear el 9 de marzo como la batalla definitiva en Galicia, bajo la creencia de que a la residencia presidencial compostelana de Monte Pío se va por el madrileño palacio de la Moncloa.

Un pronóstico electoral: PP 11, PSOE 10 y Bloque 2
Once escaños para el PP, diez para el PSOE y dos para el Bloque. Éste es el pronóstico que puede hacerse en la actual coyuntura ante las elecciones al Congreso de los Diputados en Galicia, donde se elige un diputado menos que hace cuatro años. Si el 9 de marzo se da este resultado, los populares perderían un escaño, pero mantendrían la primera posición en el territorio gallego, en el que se consolidaría la coalición de socialistas y nacionalistas, que conjuntamente tendrían la mayoría absoluta con 12 sobre 23.

A ese total gallego se llegaría a través del mantenimiento del empate a dos diputados en Lugo y su extensión a Ourense, donde el PSOE le arrebataría un escaño al PP. En Pontevedra se consolidaría el resultado del 2004, con tres para los socialistas, otros tantos para los populares y uno para los nacionalistas. En A Coruña, la circunscripción que pierde un diputado en estas elecciones, el PP conservaría sus cuatro actuales, al igual que haría el BNG con el suyo, mientras que los socialistas cederían un escaño.

Sobre este pronóstico existen dos variantes. La primera consiste en que el PSOE consiguiese ser la fuerza más votada en la provincia de A Coruña, como en la década de los 80. Si el PSOE gana en A Coruña mantendría sus 4 diputados, el PP bajaría a 3 y, lo que es más importante, los socialistas vencerían en escaños en Galicia, con 11 frente a los 10 de los populares. Sería el primer triunfo del PSOE en suelo gallego de la historia y la primera derrota del PP desde 1979, desde la desaparición de la UCD. Se trataría de un terremoto electoral.

Así que la versión abreviada y personalizada de las incógnitas del 9-M en Galicia consiste en saber si vuelve al Congreso la hasta ahora senadora coruñesa del PP Belén do Campo o si sigue el socialista ferrolano Xavier Carro, pues ambos ocupan el cuarto puesto en las listas de sus partidos por A Coruña, una posición de auténtico peligro, sobre todo en el caso del PSOE.

Pero hay una segunda variante, la de que el PP le arrebatase al BNG su escaño de Pontevedra, para lo que hace cuatro años se quedó a 3.600 votos. Pese a sus problemas internos, los nacionalistas están  mejor que hace cuatro años, inmersos en plena crisis del relevo de Beiras. Pero también es cierto que vuelven a presentar a una candidata, la trabajadora y seria diputada Olaia Fernández Davila, de muy escaso gancho electoral y que tienen que hacer frente a su fuerte declive de los últimos tiempos en Vigo, donde no está claro si han tocado fondo. De este modo, si el PP gana en A Coruña tendría 12 diputados por 10 del PSOE y uno del BNG, y si los socialistas ganan en A Coruña habría un empate a 11 entre éstos y los populares.

Pero en clave gallega el resultado relevante es el del total español, el de si sigue Zapatero o llega Rajoy, pues de ello depende que en las próximas autonómicas esté en juego si gobierna Touriño o Feijoo, o si sólo se ventila si el PP mantiene su condición de fuerza más votada.

Como el combate principal es ajeno a los tres líderes políticos de Galicia, el nerviosismo de éstos es grande, tanto que van a protagonizar el miércoles, a destiempo, el primer gran debate televisado de la historia gallega.

La retirada de Castro
"A todos lles chega a xubilación e parece que Fidel Castro decidiu autoxubilarse. Esta nova coméntase por si soa. Queremos liberdade e pluralismo para Cuba" (Alberto Núñez Feijoo, presidente del PP gallego).

La retirada de Fidel estaba descontada, que se diría en la bolsa, desde que en agosto del 2006 cedió el poder a su hermano Raúl. Desde entonces, el verdadero interés reside en la sucesión del también anciano Raúl. Los elementos fundamentales de futuro son, además de la actitud de EE.UU., la evolución del régimen de Chávez,  el patrocinador actual del castrismo, y la salud de Raúl y Fidel.

El cada vez más discutido papel de Dolores Villarino
Esta semana pudo haber sido de gloria para Feijoo si se hubiera producido la primera votación distinta de PSOE y BNG en el pleno del Parlamento. Esta vez el PP fue hábil e hizo suya una enmienda del Bloque sobre el canon digital, pero después el BNG la retiró, lo que fue aceptado, en una polémica decisión, por la presidenta, Dolores Villarino.

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