La Policía alerta sobre la dejadez de los padres a la hora de tutelar a sus hijos en el acceso a las redes

"Dicen que sus niños ya se enterarán y sabrán lo que tienen que hacer; les compran el móvil, la tablet, pero no les dan la formación para usarlos"
El inspector Soengas (d) y el agente Carrera ofrecieron 98 charlas sobre riesgos de internet este curso
photo_camera El inspector Soengas (d) y el agente Carrera ofrecieron 98 charlas sobre riesgos de internet este curso

El inspector José Soengas Barreiro y el agente Roberto Carlos Carrera Solís han impartido un centenar de charlas acerca de los riesgos de internet en centros escolares del municipio de Pontevedra en el presente curso. Ambos, que conocen al detalle las inquietudes de los adolescentes, ponen el acento en una cuestión clave: la dejadez de la mayor parte de los padres a la hora de tutelar a sus hijos en el acceso a las redes.

El agente Carrera, delegado de Participación Ciudadana, apunta que "es una lucha que tenemos, porque apenas asisten. Solemos estar por las mañanas en los centros escolares y por las tardes impartimos charlas para ellos, pero la media de asistencia es de unos 15 padres, que para un centro de 300 alumnos es muy poco. Nosotros no podemos hacer mucho más. Algunos lo tienen difícil por horarios de trabajo, pero en otros casos vemos que no existe esa predisposición y dicen mi hijo ya se enterará, ya sabrá lo que tiene que hacer. Le compran el móvil, la tablet, pero no les dan la formación para poder utilizarlos".

El inspector Soengas señala al respecto que "nos da rabia que no vengan los padres a las reuniones. Hay que decirles que tienen todo el derecho, que la ley les ampara plenamente, para tener conocimiento de lo que hacen sus hijos. Si los menores cometen un ilícito penal ellos van a ser los responsables civiles. La multa que puedan acarrear unos insultos de su hijo en internet o un envío de fotos de un compañero medio desnudo la van a pagar los padres".

Los policías nacionales rompen una lanza en favor de los docentes, que, según explican, trabajan bien en la lucha contra el cibercrimen. "Los niños les cuentan casi todo a los profesores. Cuando ven algo que no les cuadra se lo comentan. Ellos tienen bastante formación a día de hoy en cuanto a la prevención de delitos por las redes sociales. Cuando el asunto es más grave y puede haber un ilícito penal claro nos lo comentan a nosotros, que les asesoramos para llevar a cabo la investigación".

CHAT ONLINE. El inspector Soengas señala que "se está dando mucho en Pontevedra, cuando hablamos de grooming, de que los niños puedan ser víctimas de un depredador sexual, un pederasta, el hecho de que se manifieste en los chat de los juegos online. En el Clash of Clans, uno de los más famosos entre ellos, nos dicen que sí aprecian la presencia de personas que les hacen preguntas de su vida personal a través del engaño. Nos han contado varios casos de niños a los que les ha ocurrido esto. Ellos, por suerte reconocen que bloquean a ese usuario y no hablan con él. Los niños tienen más conocimiento que los padres. El problema es que empiezan a manejar la tecnología con nueve años. El regalo estrella de la comunión son la tablet y el móvil. Los niños están en la habitación y los padres no tienen ni idea de las páginas en las que se meten, qué canales de Youtube ven, con quién chatean ni qué fotos suben".

Sobre el acoso, el inspector Rodríguez explica que "empieza en el colegio. Al principio no se le da importancia. Después va creciendo y termina por desestabilizar a familias enteras, como ya ha sucedido. Bajo rendimiento, problemas de psicólogo o de psiquiatra, necesidad de acompañamiento ante la amenaza... Todo eso deriva en las redes sociales y el ciberbullying, que consiste en continuar con ese acoso a través de internet, en especial a través de los móviles. Emplean Yodel, que interactúa en un espacio cercano. La Policía interviene en tres, cuatro o cinco casos al año en Pontevedra. Existen más, pero en ellos intervino antes el profesorado. En las charlas que ofrecemos para alumnos o profesores suele faltar la tercera pata, los padres".

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