«La secuestró y se la llevó de mala manera. Que diga dónde está»

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La familia de María Luisa Jiménez Jiménez, que tenía el apodo familiar de ‘La Lupe’, esperaba en tensión ayer al cierre de esta edición el goteo de noticias procedentes de Lugo sobre la suerte de la mujer.

No reciben informaciones alentadoras desde que denunciaron su desaparición, pero cuando los primeros teletipos que hablaban de su muerte empezaban a circular, nadie les había confirmado el fallecimiento, que había confesando el marido, tal vez por el temor a que los allegados de la mujer clamasen venganza o simplemente porque, a esas alturas de la noche, muy pocos de los hechos confesados por Cortiñas se habían podido constatar y aún no había aparecido el cuerpo.

Aún así, en plena incertidumbre sobre el destino de la víctima, un puñado de amigos y allegados se había acercado ya a la casa familiar, porque los presagios no eran buenos desde el momento en que ella dejó la vivienda, el domingo a las dos de la tarde.

María Luisa era una de las hijas de María de la O Jiménez, quien está fincada en una casa en el centro de Figueirido desde hace más de dos décadas y previamente había vivido en O Vao, Poio. En la misma vivienda residen unas quince personas, entre hijos, nietos y bisnietos del matrimonio.

Según relatan los hombres de la familia (las mujeres, de luto, no pueden fotografiarse ni participar en las declaraciones), ‘La Lupe’, de 37 años, llevaba algo más de dos meses viviendo de nuevo en Figueirido.

Había vuelto ante los problemas con su marido y se había traído con ella a su descendencia: tiene cinco hijas y un hijo, de los que casi todos son menores y al menos uno estaría independizado.

Fruto de la separación, la madre de María Luisa, incluso ha escolarizado a sus nietos en el municipio vilaboés. Sin embargo, José Luis Cortiñas viajaba con frecuencia desde Lugo para estar con ella. «De día, las cosas iban bien, pero de noche, no», explicó ayer uno de los presentes en alusión velada a los supuestos malos tratos que terceras personas habrían denunciado previamente.

Embarazo

Fruto de esos encuentros podría ser un embarazo incipiente, de pocas semanas y que, según explicó ayer la familia Jiménez, «hizo que los malos tratos hacia ella fuesen peores».

La partida María Luisa el domingo a mediodía no les pareció una buena señal a ninguno de los familiares con los que convivía, en parte por la actitud que demostró la propia mujer. De hecho, ayer manifestaron que «la secuestró, y se la llevó de mala manera porque ella no quería ir. Dijo que iría y volvería el mismo día, pero a las cinco de la tarde llamó él para decir que la había dejado en una gasolinera de Santiago. Allí se ha comprobado que no estaba. Todo son contradicciones, por eso sospechamos. Que diga a la policía dónde está», lamentan.

Tal era el nivel de desconfianza ante la situación que la denuncia por desaparición se cursó esa misma noche, a menos de doce horas de la partida de la víctima y, a la vista de los precedentes, la Guardia Civil no esperó a que se cumpliesen las preceptivas 48 horas para iniciar búsqueda. De hecho, declaró como desaparición de alto riesgo. La familia se quejó de que, a pesar de lo claro que les parece que ha sido vícima «de un asesinato o de un secuestro, nadie ha salido a los montes a buscarla. Necesitamos saber dónde está. Nosotros mismos iremos mañana (por hoy) a buscarla por todos los montes gallegos, si no aparece».

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