La solución de Leonardo

Empiezan a aflorar los nervios entre la clase política. Eso es porque a lo largo de este curso que acaba de empezar es cuando de verdad se decide quién opta a una poltrona. Usted cree que las elecciones municipales de 2015 están muy lejos. Pues no, todo se resolverá en los próximos meses. Algunos candidatos están por decidir. En Pontevedra, el del PSdeG, por ejemplo. La posibilidad de una entrada de Nogueira avanzada aquí por Adrián Rodríguez hace unas semanas puede mover muchos votos hacia su partido; y está por ver hasta qué punto la opción de Anova, que está dinamitando en toda Galicia la intención de voto del BNG, puede tener efecto en Pontevedra o en Poio, por citar a dos municipios con gobiernos nacionalistas. 
Luego tenemos la barba de Jacobo Moreira, cuyas consecuencias ya empiezan a hacer estragos entre sus rivales y pueden ser demoledoras; y está también por ver si se formaliza alguna candidatura independiente. Todo eso se sabrá a lo largo de 2014, que es el año en que todo se decide. Luego en 2015 ya es cuando van los ciudadanos y eligen alcalde a Lores.
El caso es que dentro de cada partido hay decenas de militantes y algunos independientes que empiezan a situarse para entrar en las listas, y concejales en activo que quieren repetir y a ser posible en puestos de salida. No lo hacen por los ciudadanos, tal como usted sospecha, sino por ellos. Eso es culpa de la crisis. Antes de la crisis muchos potenciales aspirantes se autodescartaban, pero ahora hay tanto paro y la política ofrece tantas soluciones que hay mucha gente buscándose una salida laboral. La diferencia entre un concejal con media dedicación y un parado está precisamente en que uno cobra y el otro no, pues en cuanto a lo de buscar la manera de no aburrirse, el concejal y el parado hacen exactamente lo mismo, que es matar el tiempo en Facebook y piratear películas. Ahora mismo hay decenas de concejales descargándose Gravity, una película por otra parte totalmente desaconsejable. Aconsejables son las de Charles Bronson. En Gravity, Sandra Bullock hace el papel de una astronauta notoriamente incapacitada para desempeñar esa labor. Se queda tirada sola en el espacio y se pasa toda la película gimoteando hasta que consigue llegar a una cápsula que ella no sabe conducir, pero encuentra un manual de instrucciones y el final ya se lo imagina usted, no hace falta que yo se lo cuente: consigue volver a casa. Si quiere verla, allá usted. Yo no la entendí, pero por mí puede usted hacer lo que le parezca, que es sabido que los de la prensa podemos vendernos a los poderosos, sí, pero nunca a los productores de cine. Somos íntegros, aunque si alguien quiere hacernos una oferta aquí estamos para escucharla. En eso también nos parecemos a un concejal. 
Así que a lo largo de este curso nuestros representantes se apuñalarán los unos a los otros, incluso entre compañeros de partido. Nos cansaremos de verlo, pero yo tengo la solución para pacificarlos. La saqué de los ‘Cuadernos de notas’ de Leonardo da Vinci, en uno de cuyos pasajes, precisamente dedicado a la búsqueda de la paz entre rivales, podemos leer lo siguiente: “Se cuenta del castor que cuando es perseguido, conociendo que le persiguen a causa del valor de sus testículos para usos medicinales y no pudiendo escapar, se para. Y para estar en paz con los que le persiguen, corta los testículos con sus afilados dientes y se los deja a sus enemigos”. Y sabiendo como sabemos que los políticos también se persiguen unos a otros por el valor de sus testículos, aunque no precisamente para usos medicinales, deberían adoptar igual táctica. Así que, pongo por caso, si Jacobo Moreira persigue a Miguel Anxo Lores o viceversa, lo que debe hacer el perseguido es cortarse los testículos con sus propios dientes y ofrecérselos a su rival. Es más, yo prometo desde ya entregar mi voto al primero de los candidatos que, siguiendo la propuesta de Leonardo, se corte los testículos en un mitin y se los entregue a sus rivales.

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