La 'valencianización' del Parlamento

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Cuatro diputados de la Cámara autonómica gallega están siendo investigados por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia por distintos casos que tienen el enchufismo como denominador común.

Cuatro de los 75 diputados del Parlamento gallego están siendo investigados por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) por presunta corrupción, una vez que esta semana se conocieron las diligencias a trámite sobre el anterior líder del PSdeG, Pachi Vázquez, y la diputada popular de Carnota Soledad Piñeiro. Sus casos se suman a los de la exportavoz del Partido Popular de Galicia, Paula Prado, en vías de imputación por la operación Pokémon, y del socialista lucense José Ramón Val, imputado en la trama de las multas, cuyas diligencias parecen estar congeladas en el TSXG a la espera de que el Tribunal Supremo resuelva el recurso presentado por la fiscalía de Lugo contra la anulación de este sumario.

Son cuatro diputados, dos del PP y dos del PSOE, pendientes del tribunal de la coruñesa plaza de Galicia. Falta uno para que sumasen los cinco que se exigen para formar un grupo parlamentario. En realidad había una quinta, la exalcaldesa de Betanzos, María Faraldo, una dirigente del PP coruñés muy próxima a Romay. Faraldo dimitió en julio cuando el TSXG acordó abrirle juicio oral, el trámite en el que ahora tanto PP y PSOE consideran obligada la dimisión de los políticos encausados.

El Parlamento gallego no ha llegado al nivel del de la Comunidad Valenciana pero se le acerca. En la pasada primavera se hablaba de los siete diputados imputados del PP como la tercera fuerza de la cámara, pues sumaban más actas que Compromís, con seis escaños, y Esquerra Unida, con cinco. El de Valencia es un caso extremo, en una autonomía en la que la sombra de la corrupción se focaliza alrededor del partido que ha sido en los últimos lustros la fuerza hegemónica, el PP, aunque según las encuestas lo tiene muy difícil no sólo para revalidar la mayoría absoluta en mayo, sino también para poder seguir gobernando.

En Galicia, sin que haya habido las enormes posibilidades de negocio corrupto que brindaba la burbuja urbanística del Mediterráneo, el espectro de la sospecha está más extendido, pues afecta también al PSOE, mientras el BNG tiene casos pendientes, aunque no afecten a ningún diputado de esta legislatura, e incluso hay una imputada de Anova, que tuvo que dimitir como responsable de organización.

Los cuatro casos de diputados pendientes del TSXG presentan una elevada heterogeneidad, pero en ellos los enchufes aparecen como el hilo conductor, sea para quitar unas multas de tráfico, contratar a unos trabajadores en un ayuntamiento o inflar un contrato en beneficio de un empresario amigo. Ahí reside el eje de la corrupción gallega. Por ello, combatir el enchufismo debe ser el objetivo fundamental de cualquier plan anticorrupción. Bajo esta perspectiva, las medidas anunciadas por Feijóo esta semana no pasan de cosméticas.

La gran sorpresa ha sido el sumario sobre los presuntos enchufes de Pachi cuando fue alcalde de O Carballiño, cargo que dejó hace más de nueve años. El caso estaba próximo a prescribir y en su activación se percibe el peso de esa palabra tan de Ourense que es la vendetta, de la familia Baltar, de los rivales de Pachi en el PSOE, del actual alcalde de O Carballiño, Marnotes I…

Los anteriores precedentes de querellas de la fiscalía, como el de Baltar II, resultan bastante preocupantes para Pachi, quien, pese a su ganada a pulso leyenda de indestructibilidad, se enfrenta a grandes dificultades en su carrera para convertirse en el candidato del PSOE en las primarias del 30 de noviembre. En septiembre Pachi se pronunció contra la presentación de candidatos imputados. Sorprende que no supiese que estaba siendo investigando. Todo parece una desesperada huida hacia adelante que parece estar llegando a su final.

El ébola, la ignominia y el café para todos de la sanidad
Mientras nuestra paisana Teresa Romero Ramos lucha contra el ébola en una cama del hospital Carlos III, el consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, la satanizó  en las televisiones, en un ejercicio de ignominia y crueldad insuperable. La propia existencia de la Consejería de Sanidad de Madrid es un producto de ese disparate que es fue el café para todos y su actual titular la desprestigia aún más.

La tragedia de Anova o el fracaso del éxito
Sin que hayan transcurrido ni siquiera tres años desde la asamblea de la ruptura del BNG en el mercado ganadero de Amio, una parte nacionalismo gallego se enfrenta este domingo de nuevo a una disputada votación bajo la amenaza de la escisión que podrían protagonizar los perdedores.

Los miembros del antiguo Encontro Irmandiño, la última de las corrientes que creó Beiras dentro del BNG, son los protagonistas de la dramática asamblea de Anova en el mismo lugar, el palacio de congresos de Santiago, en el que decidieron por aclamación en febrero del 2012 abandonar el Bloque. El cónclave de este fin de semana se celebra en la sala grande y el del 2012 fue en una de las pequeñas. Es el resumen de un acelerado viaje circular, con un gran éxito electoral por en medio.

La de Anova es la historia del fracaso del éxito. Nació a mediados del 2012 en medio de la convulsión que siempre ha rodeado los proyectos políticos de Beiras, caracterizados por esa tensión entre mesianismo y asamblearismo que ahora también se manifiesta en Podemos, la marca que creó Pablo Iglesias tras su aprendizaje como asesor de Esquerda Unida en las autonómicas del 2012, en alianza con Anova, dentro de la Alternativa Galega de Esquerda, Age.

Al sacar nueve diputados y superar al BNG esas elecciones Age logró un éxito espectacular que está devorando a sus artífices. A Anova la sumió en una gravísima crisis que la partió en dos, entre el sector partidario de profundizar la alianza con Esquerda Unida, el de Martiño Noriega, y el que apostó por distanciarse, el de Cerna, el grupo de López Rico y Luis Eyré Palleiro, los antiguos afinadores del piano electoral de Beiras. Éste primero estuvo con los afinadores, pero después se alineó con Noriega, lo que le llevó a un desgarro personal, al enfrentarse con sus viejos amigos, un conflicto que afectivamente resultó para él más traumático que la propia ruptura del BNG.

En las votaciones del sábado se confirmó que Anova está partida a la mitad, aunque el actual sector oficial, el de Noriega, mostró una mayor fuerza que el de Cerna. Si esa correlación de fuerzas se verifica en la decisiva votación de este mediodía, para elegir a la nueva dirección, se abrirá la puerta para que después la asamblea Cerna pueda marcharse, bien por una decisión colectiva, bien porque continúe el goteo de bajas que ya se ha producido. Sus dirigentes desmentían ayer que esa fuese a ser su intención, como es natural cuando todavía están dando la batalla dentro de Anova.

Pero lo más importante es lo que haga un Beiras que la jornada del sábado lanzó el esperado y tardío chantaje emocional de amenazar con acelerar su siempre pendiente retirada si se mantiene esa endiablada lógica de ruptura dentro de Anova. En realidad los hechos han demostrado que, mientras el parte médico se lo permita, Beiras va a intentar resistirse a la retirada. La cuestión depende más de su salud que de la situación de Anova, aunque ésta si tiene notorios efectos en su estado de ánimo. Mientras tanto, el nacionalismo gallego sigue sumido en el caos y en la falta de proyectos ilusionantes.

(*) Artículo publicado el domingo 12 de octubre de 2014 en la edición impresa de El Progreso. Se mantiene el idioma original.

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