La Xunta pidió a Madrid más copagos

La administración gallega es una de las que hizo propuestas de recortes sanitarios al Gobierno central cuyo contenido ha desvelado el ministro Montoro para escándalo de las comunidades
Si fuese verdad que Galicia financia al resto de España, la nuestra sería una situación más hiriente que la de Cataluña, pues, según el Instituto Nacional de Estadística, tenemos el 92% de la renta per cápita media española, frente al 120% de los catalanes  y al 134% de los vascos, que gracias al sistema foral en la práctica están exentos de contribuir al esfuerzo de solidaridad.

Si fuese verdad que Galicia financia al resto de España como dice el BNG, con un déficit que ahora cifra en 1.300 millones anuales, la sociedad gallega debería ponerse en pie de guerra para reclamar el fin de este intolerable expolio y el Bloque  debería tener esos números como el eje fundamental de su acción política cotidiana. Sin embargo, el frente nacionalista sólo saca a la luz esos cálculos de vez en cuando y reduciendo la cantidad resultante, lo que indica su falta de convencimiento ante una estimación más que discutible que incluye todos las cifras del lado de Galicia, pero excluye otras del Estado, como las de la Seguridad Social.

En la crítica coyuntura en la que se halla, danzando sobre el filo de la navaja de la marginalidad electoral, el BNG debería extremar las precauciones para no perder más credibilidad. Más le valdría aplicarse en la denuncia del perverso funcionamiento de la España madrileña en la que vivimos, diseñada desde, por y para Madrid, sobre todo estos días en los que el Ministerio de Hacienda insiste en que es la Comunidad de Madrid la que está peor financiada, sin tener en cuenta los varios siglos de succión sobre el resto del territorio que tan bien relata Germà Bel en su imprescindible libro España, capital París.

La ingobernable España autonómica del café para todos está basada en una combinación de juegos perversos, como lo fue el de su propia creación para diluir a los nacionalismos a través de la generalización de la autonomía, como suele repetir Esperanza Aguirre. Las comunidades gestionan el estado del bienestar, que en estos tiempos de la troika sufre una considerable merma en todo el sur de Europa. Así, el Gobierno central ha impuesto a las autonomías recortes muy superiores a los que aplica para sí mismo, mientras alienta el discurso de que el problema del despilfarro está sólo en las comunidades.

Para contener su creciente desgaste político, las autonomías se escudan en que aplican la tijera obligadas por el Gobierno, que esta semana difundió un informe en el que detalla los recortes que le han propuesto las autonomías, sin identificarlas. En el listado figura el más temido, el del copago por consultas  y urgencias. También hay otras medidas referidas a la Sanidad, como la del euro por receta o el pago por estancia en los hospitales. La filtración del listado ha generado gran malestar entre los gobiernos autonómicos, por la triquiñuela del ministro Montoro para trasladarles la responsabilidad de los hipotéticos nuevos recortes.
“El PP gallego quería que el copago viniese de Madrid”, se decía en uno de los títulos de esta página del pasado 15 de diciembre, en referencia a que la Xunta intenta que sea el Gobierno central el que asuma el coste político, debido a que las cuentas del Servizo Galego de Saúde, Sergas, cada vez son más difíciles de cuadrar, fruto de la endiablada combinación del galopante envejecimiento de la población y el aumento de la deuda. En los últimos meses la posición de la Xunta volvió a ser trasladada al Gobierno al máximo nivel. Entre las medidas que expresamente defiende la Administración gallega están el euro por receta y el pago por estancia hospitalaria.

Resultaría escandaloso que haya más recortes y copagos sanitarios mientras, por ejemplo, no se suprimen las diputaciones.

El malestar de Pedro Sánchez con los métodos del ‘pachismo’
Al incorporarse a la ejecutiva federal del PSOE de la mano del nuevo líder Pedro Sánchez, Gómez Besteiro se consolida y culmina el relevo de Pachi Vázquez, que entró en ese órgano en el congreso anterior. El ‘pachismo’ está en el punto de mira del nuevo líder, muy molesto con los ataques personales de la campaña de Madina, al frente de la que estaban la diputada orensana Laura Seara y su marido.

El dolor de Angrois se agrega a la polisemia del día de Galicia
El dolor de Angrois, la primera visita de Felipe VI y el caótico retroceso del nacionalismo marcaron este año el día nacional de Galicia. El descarrilamiento del Alvia el 24 de julio del 2013 añadió una nueva y tristísima dimensión a las conmemoraciones, que en el futuro irá perdiendo fuerza en la agenda pública, pero se mantendrá para las víctimas y los familiares de los 225 pasajeros del tren que se estrelló porque el maquinista Garzón tuvo un negligente despiste, sin que funcionasen los mecanismos automáticos que deberían haber corregido su fallo.

La Audiencia Provincial de A Coruña retrasó su pronunciamiento sobre la imputación de una docena de directivos de Adif de la época del PSOE. La demora parece indicar que podrían ser exonerados de nuevo, ya que si esta noticia se hubiese conocido estos días, se habría generado un gran escándalo entre las víctimas. Una parte de los afectados ya están en pie de guerra, encabezados por la diputada autonómica del PP de Madrid, Teresa Gómez Limón, quien se ha convertido en el látigo de socialistas y populares.

La Xunta podría estar en otra posición si no insistiese en avalar la gestión pasada y presente del Ministerio de Fomento. Desde el primer momento el Gobierno intentó eludir su responsabilidad centrando la culpabilidad en el maquinista y escondiéndose tras las loas a los vecinos de Angrois, como se confirmó en el artículo que publicó Mariano Rajoy el jueves en El Correo Gallego. Sorprende que la Xunta no proteste por el escándalo que supone que un año después de la catástrofe el Ermts sigue sin funcionar en los Alvia entre Santiago y Ourense por un problema de conexión informática.

La conmemoración del jueves en Angrois al pie de las vías fue tremenda. Era muy difícil seguirla sin llorar mientras se escuchaban los mensajes de rabia de los supervivientes, que contaban cómo habían llegado volando en un vagón al campo de la fiesta o cómo se sienten tras la pérdida de sus seres queridos, mientras sienten que ni se conoce la verdad de lo sucedido ni se hace justicia.

El viernes Felipe VI se estrenó con la ofrenda al apóstol Santiago en la catedral y con una muy breve recepción en el palacio municipal compostelano, de la que varios de los asistentes coinciden en destacar la incomodidad que transmitía la Reina. Felipe VI confirmó que es ahora el solitario estandarte de la monarquía, cuya salud sigue en buena medida pendiente de lo que suceda en los juzgados de Palma de Mallorca.

El que volvió a certificar su preocupante estado de salud fue el nacionalismo gallego. Frente a la recobrada pujanza del nacionalismo catalán y vasco, en el marco del desafío soberanista y el fin de ETA, el gallego sigue metido en el túnel de sus divisiones y de su incapacidad para aprovechar el actual declive del bipartidismo español, después de que en las europeas AGE sufriese un serio frenazo y el BNG fuese superado por Podemos. El Bloque exhibió el mínimo de fuerza que mantiene gracias a su aparato y el de la CIG, mientras Beiras confirmó que sólo tiene su piano electoral para tocarlo en las campañas.

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