Lalín se queda sin el séptimo arte

LALÍN. Lalín se sumará a finales de este mes a la larga lista de localidades que ya no disponen de un servicio de ocio básico, el cine, que en el municipio dezano, que aún recuerda el viejo Cine Lalín -que cerró con la llegada de los multicines-, tiene una larga trayectoria. El motivo está, como en casi todos los casos, en la falta de espectadores que cubran los elevados gastos de mantenimiento de las salas de proyección que, además, necesitaban de una digitalización para poder emitir ya algunas películas de estreno, un proceso que requería invertir un cuarto de millón de euros.

La capital dezana tenía hace una década diez multicines; los del centro comercial Eroski, que abrieron en 2003 y cerraron cuatro años después, y los de Filmax, abiertos en 2004, situados en la gran superficie Pontiñas-Gadis, que dejarán de operar en el plazo de 15 días. La sociedad gestora de estas salas y de otras dos en A Coruña y Castelldefels perteneciente a Filmax Entertainment, ha presentado concurso de acreedores y comunicado el ERE de extinción de la plantilla a un juzgado barcelonés. La extinción de contratos afectará a ocho empleados (seis que trabajan en Lalín y dos personas de administración que se encuentran en la sede central, en Barcelona).

Tanto los cines coruñeses de Filmax como el de Castelldefels han podido salvarse del cierre al encontrar sendos operadores alternativos. No fue así, tal y como ya se había adelantado, en el caso de Lalín. Había un único operador interesado, pero las negociaciones no llegaron a fructificar. Así lo confirmaba ayer el consejero delegado de Filmax, Carlos Fernández, admitiendo que “si para nosotros es complicado mantenerlos, para otros también. Los de Lalín sabíamos que no iban a dar grandes resultados, pero aún han sido mucho más bajos de lo esperado. Es de pena”.

Sin poder ofrecer una cifra concreta de las pérdidas acumuladas, lo que es seguro es que la sociedad perdió los tres millones de euros que costó el montaje de las cinco salas. Fernández dice lamentar el cierre, pero afirma que “la triste realidad es que en Lalín la gente no va al cine”. A la falta de espectadores, cuya cifra cayó en un 55% desde 2010 (en 2013 la media mensual fue de 2.200), se unieron varios motivos más concatenados: la crisis, traducida en Lalín en unas cifras de desempleo “de las más altas de España”, concreta Fernández; la falta de cultura cinematográfica entre la población de la comarca de Deza y la subida del IVA, “que complicó la cuenta de explotación”, afirma el consejero delegado de Filmax.

A todo esto se sumó que la sociedad no pudo refinanciar la deuda que tenía con los bancos. “Quizás si se hubiese actuado antes se conseguiría”, reconoce Carlos Fernández, lamentando, sobre todo, la pérdida de puestos de trabajo. “Me da mucha pena. Me hubiese encantado salvar los empleos. Si esas salas no nos comiesen dinero, aún podríamos seguir”. Y añade “podríamos admitir que no vamos a ganar, pero seguir perdiendo es insostenible”. Desde marzo de 2011, los días de proyección ya se habían reducido a cuatro jornadas a la semana, de jueves a domingo, para intentar ahorrar un 30% en gastos de mantenimiento y personal, pero la medida no dio tampoco los resultados esperados.

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