Las rebajas de verano no cubren las expectativas del comercio pontevedrés

A pesar de los grandes descuentos, la liberalización de los períodos de saldos y los días nublados del finales de julio y la primera quincena de agosto mermaron las ventas en el sector textil
Una joven mira calzado en un comercio de la ciudad con los precios rebajados
photo_camera Una joven mira calzado en un comercio de la ciudad con los precios rebajados

A poco más de una semana de que finalicen las tradicionales rebajas de verano, la actividad registrada hasta el momento ya permite al sector realizar un balance de lo que fueron estos dos meses de ventas y, según explicó el Centro Comercial Urbano Zona Monumental de Pontrevedra, finalmente el resultado no ha sido tan positivo como se preveía en un principio. El colectivo aclara que detrás de este hecho hay dos causas fundamentales: la liberalización del período de rebajas y la inestabilidad de las condiciones meteorológicas (sobre todo desde finales de julio y durante el mes de agosto). En el caso del pequeño comercio, a estos factores se suma también la enorme competencia que suponen las grandes cadenas de moda.

Tal y como precisa Ernesto Filgueira, conocido comerciante pontevedrés, "anteriomente la Ley de Comercio Interior de Galicia señalaba que había dos períodos de rebajas al año y el del verano se extendían desde el 1 de julio hasta el final de agosto. Sin embargo, la liberalización ha permitido que durante otros muchos momentos del año haya descuentos, de manera que la gente ya no espera a las rebajas estivales para conseguir esos stocks a buenos precios". Pero no solo esto influye en el consumo. También lo hace, y de forma muy notable, la climatología: "Este mes ha habido bastantes días nublados y estos no animan a comprar ropa fresca, paran el hábito del consumo. Sucede así a pesar de que en los comercios se encuentran precios espectaculares", subraya Filgueira.

El pequeño comercio lamenta que le resulta cada vez más difícil competir con las grandes cadenas, que manejan mayores márgenes

En lo que respecta al efecto de las grandes cadenas sobre el pequeño comercio, subraya que representan una "competencia brutal" porque "las grandes firmas tienen una capacidad de compra impresionante en países productores con precios muy competitivos que le dejan unos márgenes enormes con los que los pequeños comerciantes no contamos", dice. "Obviamente, no consigues el mismo precio si compras un lote de 50.000 camisas que si compras solamente diez; por este motivo esas cadenas cuentan con unos márgenes con los que pueden ofrecer rebajas del 70 e incluso del 80% en muchos productos y así es muy difícil competir".

Además, esta competencia que generan las importaciones de países con mano de obra y producción barata no solo afecta al textil, sino que "hoy en día se ve en casi todos los ámbitos: calzado, regalos, juguetes, bazar...", recuerda.

VARIEDAD. En todo caso, el pez grande no siempre come al chico. El CCU Zona Monumental indica que el comercio pequeño ofrece otro tipo de contrapartidas, como es, en muchos casos, adquirir los productos en proveedores locales que luego reinvierten en la propia comarca o en la provincia.

Las principales ventas en el mes de septiembre son las relacionadas con la vuelta al colegio y estas dejan a las de moda en segundo plano

"Eso es muy positivo y, además, una ciudad en la que hay diversidad de oferta resulta mucho más atractiva que otra en la que solo haya grandes cadenas y franquicias", asegura.

Según la entidad, las rebajas estivales de 2016 dejaron mejores resultados que estas, a pesar de que son muchos los visitantes que han pasado y siguen pasando por Pontevedra.

EFECTO DE LOS TURISTAS. Ernesto Filgueira sostiene que los turistas, "a no ser que vean algo muy oportuno y a muy buen precio, suelen comprar solo lo necesario y urgente, es decir, si necesitan una chaqueta o un chuvasquero porque no los han traído de casa o si se les rompen las sandalias y les hacen falta otras, por poner un par de ejemplos".

Con todo, "siempre es bueno que haya turismo, porque cuanta más gente pase por delante de los comercios, más oportunidades de venta se generan", precisa.

El período de rebajas tradicional finalizará cuando termine el mes de agosto, si bien ya hay tiendas que han empezado a colocar la ropa de otoño en los escaparates.

No obstante, Filgueira indica que septiembre "suele ser bastante cálido y a la gente todavía no le apetece comprar prendas de abrigo".

Además, la vuelta al cole merma bastante las carteras de las familias, pues la adquisición de libros, material escolar y uniformes genera un importante gasto, por lo que los padres se privan más de otro tipo de compras, como las de moda.

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