AMIL VOLVIÓ a demostrar que es un territorio soberano en materia de asados astronómicos con la celebración de la vigésimo séptima edición de la Festa do Porquiño á Brasa, una cita gastronómica en la que se repartieron 55 lotes de comida y se llenó hasta los topes una carpa habilitada especialmente para propocionar un ambiente fresco a los comensales.
Cada lote estaba compuesto por uno de los porquiños, asado concienzudamente en unas brasas creadas a las cuatro de la madrugada, y varias empanadas, pan, y bebida para 20 comensales.
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