Los medallistas chinos se pasan al capital

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Hace 22 años, los medallistas olímpicos de China celebraban sus primeras victorias olímpicas con elogios al gobierno de Deng Xiaoping y cobraban sueldos de 10 dólares al mes; hoy, los deportistas chinos de elite reciben millones de dólares por sus hazañas y algunos son estrellas de la publicidad o el corazón.

No es casualidad que desde hace cinco años el famoso más rico de China, según las listas que anualmente elabora Forbes, sea un deportista, el pívot de la NBA Yao Ming, con unos ingresos que en 2007 se estimaron en 57 millones de dólares.

Atrás queda el tiempo en que el tirador Xu Haifeng, primer oro de la historia olímpica de China (en Los Ángeles 84, modalidad de pistola libre 50 m), consiguió en aquel entonces que su sueldo se doblara de 7 a 14 dólares mensuales, además de un premio estatal de 1.400 dólares que a él mismo le pareció "mucho dinero".

Mimos del capital privado
En contraste, los deportistas chinos que han logrado los 51 oros para su país en Pekín 2008 han sido premiados con 50.000 dólares, una cifra que en realidad es una muy pequeña parte de los bonus con los que empresas privadas, patrocinadores y otras instituciones van a agasajarles.

Los cambios no han sido sólo económicos, sino también sociales, ya que los deportistas chinos, considerados en los 80 unos "héroes nacionales" al estilo de los soldados, son ahora celebridades que aparecen en las vallas publicitarias y los anuncios de televisión.

El diario "China Daily" daba cuenta de este cambio la semana pasada, cuando una haltera de Corea del Norte dedicaba su oro conseguido "a nuestro general Kim Jong-Il, que me dio la energía para poder levantar las pesas".

El periódico estatal chino reconoció que ese tipo de retórica "es muy familiar a los oídos de los chinos, pero suena a cosa del pasado".

"Antaño, los atletas chinos adoraban a sus líderes y los triunfos deportivos eran muy importantes para el honor nacional. Pero sentían mucha presión y no disfrutaban de la competición", aseguraba el artículo.

Menos retórica
Hoy en día, las palabras de los medallistas suenan menos retóricas, y en lugar de dedicar triunfos a los líderes comunistas, se suele generalizar ofreciendo la victoria "a China" o hacer dedicatorias más personales.

"Doy las gracias a mi país, a mi director deportivo y a mi entrenador, en este triunfo tan difícil", señalaba por ejemplo, en el primer día de los Juegos de Pekín, la tiradora Guo Wenjun, uno de los primeros oros en esta edición.

El cambio más notable, no obstante, es el económico: no muy a la zaga del multimillonario Yao Ming se encuentra el vallista Liu Xiang (oro en Atenas, abandono por lesión en Pekín), que ganó unos 24 millones de dólares en 2007 y es la cara china de marcas como Coca Cola, Nike o Visa.

Menos conocidos en el mundo, pero también con contratos multimillonarios, se encuentran los jugadores de las principales ligas de fútbol y baloncesto de China, pese a que sus resultados a nivel internacional sean bastante pobres.

Aunque las mujeres chinas dan más medallas al país que los hombres, el fenómeno del estrellato deportivo no acaba de eclosionar en las deportistas, con notables excepciones como la bella clavadista Guo Jingjing (la "Reina del Salto", como la conocen en China), con unos ingresos anuales de 2 millones de dólares.

Reclamo de McDonalds, Thoshiba, Avon...
Guo, que firmó la que seguramente será su última participación olímpica con dos oros en Pekín, anuncia lo mismo hamburguesas de McDonalds que ordenadores Toshiba, y sobre todo muchos cosméticos, ya que es la "embajadora" en el país asiático de Avon.

Para Guo, la fama ha conllevado ser perseguida por los "paparazzi" de Hong Kong y aparecer en las portadas de las revistas del corazón asiáticas por su idilio con el potentado empresario hongkonés Kenneth Fok.

La fama y los oropeles han llegado para los deportistas chinos del siglo XXI, aunque alguno de sus "antecesores" de los años 80 también ha conseguido algún trozo del pastel: el caso más conocido es el del ex gimnasta Li Ning (tres oros en 1984 y el héroe que encendió el pebetero en Pekín 2008).

Li es hoy día el dueño de la marca de ropa deportiva más conocida de China, que lleva su nombre y ya está haciendo la competencia directa a grandes como Adidas o Reebook: los jugadores de baloncesto de las selecciones española y argentina visten sus productos en las canchas de todo el mundo.

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