PONTE CALDELAS. ‘Mulching’, ‘Helimulching’, fajinas de contención y barreras. Son cuatro elementos que componen, por decirlo así, el grueso de la baraja de naipes con los que la Xunta se propone luchar en las zonas arrasadas por los incendios de máxima entidad contra su principal efecto secundario: el arrastre de las lluvias.
Los efectos de las ‘escorrentías’ en los montes que han sufrido incendios graves son variados e igualmente dolorosos para la naturaleza y el sistema productivo. Las lluvias del otoño pueden arrastrar las cenizas a los ríos y rías y causar serios daños al marisqueo, y las corrientes de agua dañan la geografía y los pueblos próximos a las laderas afectadas por las llamas.
Es un caso de manual, se ha repetido en diversas ocasiones y es probable que también suceda en barbudo y las más de 600 hectáreas quemadas en el incendio que hace un mes arrasó su entorno. De ahí que Ponte Caldelas haya sido incluido prioritariamente, junto con otros de los lugares donde se registraron los grandes fuegos en el programa de prevención puesto en marcha por la Xunta, en el que participan varias consellerías y que coordina el Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán, con su director, José Antonio Vega, a la cabeza.
Los trabajos en Ponte Caldelas se iniciaron hace semanas, pero están camino de su finalización si antes de que lleguen las próximas lluvias se completa la aplicación del acolchado de paja (‘mulching’) con helicóptero en las zonas de máximo riesgo.
El máximo responsable del centro de Lourizán explicó ayer que en el entorno de Barbudo aún no se inició el ‘helimulching’ «porque actualmente estamos actuando en Carnota e no Pindo».
Inicio
La fecha de inicio de estas tareas dependerá, en gran medida, del avance que se consiga en estas dos zonas. «Aquí o acceso é moi difícil, co que a actuación en helicóptero é unha substancial achega, pero aínda así custa moito avaliar as posibilidades de avance en cada xornada: depende de factores como o vento, a facilidade de acceso á zona na que actuar e o éxito da manobra, porque para coller e soltar a palla ás veces teñen dificultades e deben reiniciar a operación», explica José Antonio Vega, quien considera que «en todo caso, cara a finais de semana o máis probable é que poidan actuar en Ponte Caldelas».
En el municipio, explica, ya se han realizado previamente múltiples tareas, que comienzan con el reconocimiento del terreno tras el incendio por los técnicos del CSIC, el acotamiento de las zonas de especial riesgo y la actuación inicial para despejar los caminos y las pistas de acceso para desatascar los canales de paso del agua y evitar colapsos y desbordamientos.
El personal de Seaga, que es la empresa que actúa sobre el terreno bajo las órdenes de los investigadores ha realizado ya las primeras tandas de fajinado, ha creado las primeras barreras de troncos y elementos vegetales, y ha aplicado gran parte del mulching manual, que se compone, principalmente de paja y forraje. La técnica, el material y el resultado son los mismos, según José Antonio Vega, con lo que las zonas de Barbudo y Rebordelo, donde se ha actuado principalmente, cuentan ya con una primera defensa contra los efectos de las riadas.