Los resineros quieren poner en marcha una cooperativa gallega

Los organizadores del curso celebrado en Caldas de Reis afirman que las comunidades de montes empiezan a percatarse de la rentabilidad que produce extraer la resina de los pinos
Un pino del monte de Meis en proceso de resinación
photo_camera Un pino del monte de Meis en proceso de resinación

El aprovechamiento de la madera es, actualmente, el destino de millones de pinos que son cortados todos los años, mientras que otro, como la extracción de la resina, se limita a iniciativas puntuales que se realizan en algunos montes de Galicia. Cambiar esta situación es el propósito que se marcaron los asistentes al I Curso Formativo de Resinación, celebrado la semana pasada en Caldas de Reis.

La práctica totalidad de los participantes tienen tres características en común: son jóvenes, poseen conocimientos relacionados con el mundo forestal y no tienen trabajo. Al local de la Comunidade de Montes de San Andrés, donde se impartió la materia teórica del curso, acudieron 26 alumnos procedentes de municipios como Betanzos, Pedrafita do Cebreiro, Viana do Bolo, Lugo, Caldas de Reis y la comarca de A Barbanza. Unos ampliaron sus conocimientos, otros recibieron las primeras lecciones sobre la resinación de los pinos y todos coincidieron en la misma conclusión, es necesario elaborar una estrategia conjunta para desarrollar una actividad laboral que es prácticamente inédita y que consideran que tiene muchas posibilidades.

Para poner en común sus ideas, volverán a encontrase en una reunión que podría celebrase la semana próxima en un lugar que no está decidido y que procurarán que sea el más cercano para todos.

Los caldenses Edgar Fernández y Xián Santos tendrán mucho que decir en ese encuentro porque, además de haber sido los organizadores del curso, también podrán exponer con detalle la experiencia que pusieron ambos en marcha con la finalidad de extraer la resina de los pinos en las parroquias de Bemil y San Andrés, para lo que crearon la empresa Resfor CB.

Fernández subrayó que, además de haber llegado a la conclusión de que la actividad tiene futuro y es viable, los participantes también pudieron comprobar que no es un trabajo duro y que tampoco es necesario un alto nivel de conocimientos ni disponer de herramientas sofisticadas y caras para poder realizarlo.

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