Los responsables del taller de Poio acusados de estafa niegan todos los hechos

Los tres hombres alegaron que el presunto estafado "nunca estuvo en nuestro concesionario" ► La víctima les reconoció y el fiscal defendió que los acusados le colocaron un coche siniestrado como ‘km 0’
Audiencia Provincial, donde se celebró el juicio
photo_camera Audiencia Provincial, donde se celebró el juicio

La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra acogió este jueves el juicio en el que se acusaba a tres empresarios del mundo de la automoción afincados en Poio (miembros de una misma familia, el padre y sus dos hijos) de haber estafado a un cliente vendiéndole un vehículo procedente de un siniestro haciéndole creer que se trataba de un ‘kilómetro 0’. Los procesados, lejos de reconocer los hechos, negaron el fraude.

La argumentación de los tres acusados siguió una línea clara: defender que el coche había sido vendido por la empresa de uno de los hijos (dedicada a la compraventa de coches de segunda mano) que, aunque ubicada en el mismo inmueble que el concesionario oficial y el taller, "no tiene ninguna vinculación con nosotros", según aseguró el gerente del establecimiento oficial (el principal, por así decirlo, de los tres negocios).

"Ese hombre nunca estuvo en nuestro concesionario. No le conozco", explicó B.C.M., gerente de la citada empresa. Reconoció que el turismo en cuestión "se matriculó nuevo", pero aseguró que "no reparamos ni repintamos ese vehículo. No tenemos taller". El acusado, que se enfrenta, al igual que su hermano y su padre, a una posible condena de dos años de prisión por un delito de estafa, negó cualquier intervención del negocio que él dirige en la compraventa del vehículo.

El denunciante: "Me siento más que engañado, no solo por el valor del coche, sino por lo que nos están haciendo pasar"

El siguiente en declarar fue P.C.M., hermano del anterior, que sí reconoció que conoce al denunciante, pero aseguró que el vehículo que le vendió "solo tenía un arañazo en la defensa". Se desvinculó, al igual que su familiar, de los negocios de sus dos allegados.

El último acusado que prestó declaración fue M.C.M., padre de los anteriores, que declaró que "yo ahí no tengo nada que ver. No tengo ni idea de ese vehículo. Desde 2005 estoy de baja por problemas de salud. Mantengo el taller porque tengo gente mayor trabajando en él", aseguró.

LA VÍCTIMA. A continuación intervino el comprador del automóvil que, según trascendió, procedía de un siniestro. "B.C.M. es el que me vendió el coche, pero cuando había que tomar una decisión le llamaban a él (en alusión a M.C.M., padre del anterior)".

El afectado, que reconoció fehacientemente a los acusados ante las magistradas, explicó que se dio cuenta del engaño cuando percibió fallos en la pintura del vehículo. "Lo llevé a un taller en Vigo y me dijeron que el coche había sido repintado".

Tras dirigirse al concesionario y no encontrar una respuesta convincente (querían pintarlo parcialmente, según aseguró), optó por reclamar ante Consumo, que le comunicó que el coche no figuraba como adquirido en el citado establecimiento. "Tuve que decirles que iba a hablar con la Policía para que me diesen una factura, pero eso fue mucho tiempo después. Me siento más que engañado, no solo por el valor del coche, sino por lo que nos están haciendo pasar".


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