Globos en la calle Lepanto para exigir su reforma

Lo habían anunciado. Los vecinos de Lepanto, que habían dicho que después de las Festas da Peregrina efectuarían un acto reivindicativo para reclamar al Concello la reforma de la calle, adornaron este miércoles las fachadas de los edificios con globos de colores. "Como hemos acordado en la última reunión, cada propietario comprará los globos que estime oportunos y los colocará en su fachada", señalaban este martes los representantes de los residentes que, además, promueven la constitución de una asociación que tendrá como objetivo velar por los intereses de los vecinos y comerciantes de este vial del barrio de San Antoniño.

Además, los vecinos preparan una cascada de protestas para reclamar a la Administración local un plan de actuación y la financiación necesaria para acometer la mejora de la calle, la única del ámbito de San Antoniño que ha quedado excluida del plan de reforma urbana. Al mismo tiempo, los portavoces de los residentes y de los comerciantes lamentan que el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, aún no haya encontrado un hueco en su agenda para escuchar sus peticiones. Con todo, anuncian que volverán a solicitar una entrevista. "Parece que es más difícil hablar con él que con el Ministerio de Defensa Americano", destacan.

Recuerdan que en el anterior mandato el Gobierno local aprobó un presupuesto de un millón de euros para reformar las calles José Millán, Javier Puig y Lepanto, de los cuales 280.000 euros se destinarían únicamente a Lepanto. Casualmente, la única vía de las tres que sigue en la misma situación en la que se encontraba hace unos años.

Aceras estrechas que dificultan el tránsito a las personas con movilidad reducida y un firme en mal estado son algunas de las quejas de los residentes.

La reivindicación de los vecinos y comerciantes de Lepanto ya cuenta con el respaldo de todos los grupos políticos de la oposición municipal: PSOE (que se comprometió a presentar una moción de apoyo), PP, Ciudadanos y Marea Pontevedra.

También el presidente de la Asociación de personas con discapacidad Amizade, Paulo Fontán, comprobó in situ que "as dimensións da beirarrúa dificultan o cruce de dúas persoas con mobilidade reducida ou que levan carriño de bebé ou bolsas da compra".